CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7

Qin Zhong es convocado a una salida anticipada en el viaje a la noche

Los monjes del Templo del Umbral de Hierro salieron en procesión y se alinearon a cada lado de la carretera para recibirlos. El Templo del Umbral de Hierro era una fundación privada de los duques de Rongguo y Ningguo. Los miembros del clan ocuparon el alojamiento facilitado, pero Xifeng encontró el alojamiento del Umbral de Hierro "inconveniente." Con cierta anticipación había enviado a alguien al Priorato del Pastel de Trigo para que lo organizara en su nombre con la priora Euergesia y la vieja monja había preparado varias habitaciones con buena disposición para su llegada. El Priorato del Pastel de Trigo (llamado así por el excelente pan de trigo que se cocía en sus cocinas) era el nombre popular del Priorato de la Luna de Agua.

Qin Zhong se había sumado a Xifeng y Baoyu cuando su padre, Qin Bangye, por motivo de su edad y frágil estado de salud, incapaz de aventurarse a pasar una noche fuera de casa, había regresado a la ciudad, dejándolo solo para que aguardara a la conclusión de los servicios de réquiem.

Enseguida llegaron al priorato y fueron recibidos por Euergesia, que había traído a sus dos pequeñas discípulas, Benevolencia y Sapiencia, a recibirlos. Sapiencia había sido visitante regular de la Mansión Rongguo desde que era una niña pequeña y le sonaban todos los habitantes. La inocencia de su niñez haciendo travesuras con Baoyu y Qin Zhong, ahora que había alcanzado la adolescencia, había dado paso, sin embargo, a una emoción más madura. Se había enamorado de Qin Zhong, cuyos rasgos y líneas ahora le inspiraban sentimientos románticos; y Qin Zhong, cautivado por sus encantos en desarrollo, sentía las mismas emociones por ella. Xifeng se fue pronto y se retiró a su habitación privada para descansar, con Euergesia acompañándola. La anciana monja consideró seguro abordar un asunto privado cuando estuvieron solas.

–Hay algo que he tenido intención de llamar a su casa para pedir a Su Señoría, pero me gustaría tener su opinión al respecto antes de verla.

–¿Qué quiere preguntarle? –Después de enterarse del asunto, Xifeng dijo–: Hace mucho tiempo que me conoce. Si decido que quiero hacer algo, lo hago, no importa lo que sea. Dígales que, si están preparados para pagar tres mil monedas de plata, me avendré a aliviarlos de su problema.

Qin Zhong se había aprovechado de la oscuridad y del hecho de que no había nadie para llevar a cabo su plan con Sapiencia. La encontró sola en una de las habitaciones a la espalda del priorato lavando las cosas del té. Echándole los brazos alrededor desde atrás, le dio un beso. Llevó a Sapiencia al kang. Ella peleaba por levantarse, aunque sin atreverse a llamar; pero pronto, casi antes de que se diera cuenta, su ropa interior estaba fuera y el barco ya estaba en el puerto.

No mucho tiempo antes, la monjita Sapiencia se había fugado del Priorato de la Luna de Agua y se había ido la ciudad hasta Qin Zhong. Qin Bangye la había descubierto, sacándola de la casa y dándole una paliza a Qin Zhong. La ira y la impresión del descubrimiento habían provocado un ataque de la enfermedad que el anciano caballero llevaba tiempo sufriendo y en solo cuatro o cinco días había expirado. Qin Zhong siempre había sido de disposición débil y nerviosa. El severo golpe, seguido por el insuperable dolor y el remordimiento en la espera de la muerte de su padre por la ira que él mismo había provocado, acabó con serias complicaciones de su enfermedad.

Baoyu había hecho otra visita a Qin Zhong. De hecho, el alma de Qin Zhong ya había abandonado su cuerpo y las escasas débiles bocanadas de aliento de sus endebles pulmones eran la única vida que quedaba en él. Qin Zhong dijo:

–Cuando nos conocimos, creíamos que estábamos por encima del rebaño corriente. Ahora sé lo equivocados que estábamos. Deberías hacerte un hombre por medio de los exámenes, a ganar distinciones, en el futuro... –Con esto dio un largo suspiro y exhaló su postrero aliento.

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