PARTE I

PARTE I

CAPÍTULO 1

El nacimiento del mono mágico

Hace mucho, mucho tiempo, en la tierra del Este, había una elevada montaña, sobre cuya cima reposaba una enorme piedra. La piedra tenía las dimensiones correspondientes al universo, y sus cavidades se correspondían con las de los seres vivos: siete para los ojos, las orejas, las fosas nasales y la boca; y tres para el ombligo, y los orificios urinario y anal.

Durante miles de años, esta piedra recibió al espíritu del universo y comenzó a mostrar las características de un ser vivo.

Un día, la piedra explotó, y un mono de piedra saltó desde su interior. El mono de piedra aprendió rápidamente a caminar y saltar, y sus ojos emitieron rayos dorados, que se elevaron hasta el infinito y fueron vistos por el Emperador de Jade en el Cielo, que era el principal entre todos los dioses. El Emperador de Jade dijo:

-Esta es una criatura recién nacida, y mientras siga siendo inofensiva, se la dejará tranquila.

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CAPÍTULO 2

El mono de piedra se convierte en rey.

El mono de piedra se unió a los otros monos de la montaña, jugando, retozando, alimentándose de frutas, saltando de árbol enárbol y divirtiéndose mucho. Un día, mientras vagaban alrededor de su montaña, encontraron una cascada. Los monos gritaron al unísono:

-¡Oh!, ¿qué es esto? Nunca hemos visto algo así antes. ¿Qué podría haber detrás del agua?

La cascada era muy ancha y había un gran torrente de agua fluyendo por el acantilado. Los monos dijeron:

-Bueno, no sabemos qué hay detrás de esta cascada. Si uno de nosotros es lo suficientemente valiente como para averiguarlo, entonces ¿por qué no aceptarlo como nuestro rey?

Cuando el mono de piedra escuchó esto, dijo:

-Iré allí.

Así que cerró los ojos, saltó a través de la pantalla de agua y aterrizó en una caverna seca detrás de la cascada.

El mono de piedra encontró mesas, sillas y otros enseres de piedra. También había un gran cartel en la entrada de la caverna, que decía caverna Cortina de Agua. El mono de piedra estaba encantado, y saltó de la caverna a través de la cascada, y gritó:

-¡Escuchen! ¡Encontré un buen lugar para vivir!

Ahora que los otros monos habían visto al mono de piedra atravesar el agua y salir indemne, todos siguieron su ejemplo y saltaron a la caverna. El sitio era bien grande como para albergarlos a todos. Todos estaban felices, y decidieron aceptar al mono de piedra como su rey. Entonces el mono de piedra se hizo llamar "Magnífico rey Mono".

CAPÍTULO 3

El rey Mono angustiado por la noción de mortalidad

Todos en el reino de los monos, con el Magnífico rey Mono a la cabeza, disfrutaron de comodidad y felicidad por mucho tiempo. Entonces, un buen día, después de varios cientos de años, el rey Mono se percató de que todos los seres vivos deben morir, y que él no sería la excepción. Se puso triste y deprimido, y los otros monos le preguntaron qué le preocupaba. Él respondió:

-Me doy cuenta de que debo morir un día, pero no sé cómo escapar de ese destino. He decidido partir en busca de la forma de hacerme inmortal.

Todos estaban tristes, pero aceptaron que su rey debería tener la oportunidad de conseguir la inmortalidad. Entonces decidieron ayudarlo a prepararse para el viaje.

CAPÍTULO 4

El rey Mono busca la inmortalidad

El rey Mono se encaminó en su viaje, y después de unos meses, llegó a las costas de un continente mágico. Entró en la ciudad, indagando por el Maestro que pudiera enseñarle la inmortalidad, finalmente llegó a un ashram (monasterio), donde pidió ser aceptado como discípulo.

Fue admitido como novicio, y recibió el nombre de Sun Wukong. Siendo un novicio, tuvo que asumir tareas propias de un siervo, como cocinar, barrer, cortar leña, lavar y servir al Maestro y a los discípulos más avanzados. Después de unos cuantos años, pudo aprender algunas de las enseñanzas al escuchar las charlas mientras barría los alrededores de las aulas.

Algunos años más tarde, fue admitido para asistir a las conferencias.

Cuando escuchó la primera conferencia, y entendió su profundo significado, se llenó de alegría y saltó de gozo. El Maestro lo regañó por su frivolidad, pero Sun Wukong explicó que estaba tan feliz de escuchar la verdad que no podía contenerse. El Maestro luego le preguntó qué quería aprender. Sun Wukong dijo que quería aprender el camino para alcanzar la inmortalidad.

El Maestro le dijo:

-¿Qué tal si aprendes Shu (artes mágicas)?

Sun le preguntó en qué consistía. El Maestro le dijo que involucra encantamiento y medicina. Sun preguntó si esto le ayudaría a lograr la inmortalidad y el Maestro le dijo: -No.

A lo que Sun le respondió:

-Entonces no deseo aprenderlo.

El Maestro insistió:

-¿Qué tal si recibes un Liu (beca)? Te iluminaría en muchas escuelas de pensamiento como la confuciana, la taoísta, la sofista, las ciencias políticas, etc.

Sun le expresó que se preguntaba si eso le ayudaría a obtener la inmortalidad y el Maestro le dijo que no.

Por lo que Sun le respondió:

-Entonces yo no quiero aprenderlo.

Después de varias sugerencias más, el Maestro estaba harto y golpeó a Sun con su vara tres veces y salió del aula con la vara a su espalda.

Esa noche, Sun fue a la casa del Maestro a las 3 de la madrugada, ingresando por una puerta trasera. El Maestro aún permanecía despierto, y Sun se arrodilló frente a él. El Maestro le preguntó:

-¿Por qué viniste a esta hora?

Sun le respondió:

-Me golpeó usted tres veces y sostuvo la vara detrás de su espalda, así que sabía que quería usted que fuera a verle a las 3 de la madrugada y que entrara por la puerta trasera.

CAPÍTULO 5

Sun Wukong aprende la inmortalidad

El Maestro quedó impresionado por la comprensión de Sun y decidió enseñarle la manera de alcanzar la longevidad. El Maestro le dio el mantra secreto de la invocación y le proporcionó las instrucciones a seguir. Esto, dijo el Maestro, te haría inmune a la enfermedad y al envejecimiento. Sun los aceptó con gratitud y trabajó arduamente para memorizar y seguir todas las instrucciones.

Después de unos meses, el Maestro le preguntó a Sun cómo estaba. Sun le respondió que estaba bastante seguro de haber logrado la inmortalidad. El Maestro se rio entre dientes y le dijo:

-Has logrado la longevidad, pero no la inmortalidad. Porque habrá tres sacudidas que caerán sobre todos los que hayan vivido durante varios cientos de años. Todos han de morir, y nadie puede evitarlo, a menos que uno conozca el camino.

Sun preguntó cuáles serían esas tres conmociones. El Maestro le dijo:

-El primero es un rayo que te visitará al cabo de quinientos años. No es un rayo natural. Viene de la profundidad del universo, y a menos que puedas evitarlo de antemano, te quemará los huesos y hará que explotes.

Sun estaba asustado y suplicó le contara el segundo impacto.

-Después de otros quinientos años, habrá fuego, que quemará tu alma.-Sun sentía una profunda angustia, y le pidió al Maestro que le contara acerca del tercer golpe.

-El último golpe, después de otros quinientos años, es el viento de la muerte. De nuevo, no es un viento natural, sino que proviene de la profundidad del ser. A menos que sepas cómo evitarlo, te volará en pedazos.

Ahora Sun estaba lleno de pánico. Se arrodilló frente al Maestro y le suplicó que salvara su vida. El Maestro le dijo:

-Muy bien. Hay dos conjuntos de trucos sobrenaturales que puedes aprender y que contrarrestarán los efectos de los tres impactos. Uno es un conjunto de treinta y seis trucos, y el otro incluye setenta y dos.

Sun lo pensó, y decidió:

-Prefiero más trucos mejor que menos, así que permítame aprender el conjunto de los setenta y dos. -El Maestro estuvo de acuerdo, y le enseñó los 72 trucos.

Sun trabajó muy duro, y en el transcurso de un año, dominó los setenta y dos trucos. Era tan bueno que ahora era capaz de levitar y volar. El Maestro le preguntó cómo estaba. Sun le dijo que ahora podía volar. El Maestro le dijo que le mostrara cómo volaba. Sun se levitó a sí mismo y se desplazó por el aire.

El Maestro se rio y le dijo:

-¡Tú no estás volando! Sabes que los magos pueden volar miles de millas en un instante. Lo que estás haciendo es simplemente arrastrándote sobre una nube.

Sun le rogó:

-Maestro, por favor no me deje imperfectamente entrenado. Le ruego que me enseñe a volar de verdad".

-Bueno, eres un mono, así que te mostraré una técnica de vuelo que corresponde a un mono. Se llama pelea de salto mortal. Te permitirá volar ciento ocho mil millas con un salto mortal.

El Maestro le enseñó el canto mágico que invocaba el vuelo, y Sun diligentemente lo memorizó. Después de algún tiempo, logró volar en un instante.

Un día Sun estaba hablando con sus compañeros disc'pulos, cuando le pidieron que mostrara lo que había aprendido. Sun les dijo:

-Solo díganme lo que quieren que yo sea.

Uno de sus amigos le sugirió:

-¿Por qué no te transformas en un árbol de pino? -De inmediato, Sun se convirtió en un pino gigantesco.

Sus amigos quedaron muy impresionados y aplaudieron estruendosamente.

Cuando el Maestro escuchó tanta conmoción, salió a ver qué estaba ocurriendo. Reprendió a todos por el ruido, luego se llevó a Sun a un lado y le dijo:

-Ahora deberías marcharte de aquí. Lo que has hecho no es bueno. Inspira envidia, y la envidia puede llevar a los celos. Ya no estarás seguro en este lugar.

Sun protestó:

-Pero, Maestro, he pasado más de veinte años aquí. ¿Dónde puedo ir?

-¿Recuerdas de dónde vienes? Pues regresa allí.

Sun recordó de repente su montaña, su caverna y su reino. Se arrodilló ante el Maestro para agradecerle por todo lo que le había enseñado, y dio un salto mortal para regresar a su montaña, cruzando dos continentes en un segundo, una distancia que antes le tomaba varios meses para recorrer.

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CAPÍTULO 6

Sun Wukong reestablece su reino

Cuando Sun llegó a la montaña y accedió a la caverna Cortina de Agua, notó que el lugar estaba en desorden. Él gritó:

-¡Atiendan todos! Estoy de vuelta.

Los monos salieron de la caverna y de detrás de los árboles para saludarlo.

-Señor, ha estado usted fuera por tanto tiempo, dejándonos desprotegidos. Hay un monstruo rey en el norte que nos ataca, y ha tomado a muchos de nuestros monos como rehenes -le dijeron.

Sun respondió:

-Ahora soy inmortal y aprendí 72 trucos sobrenaturales. Déjenme ir al norte y arreglarlo todo.

Sun ejecutó un salto mortal para llegar a la caverna donde vivía el rey Monstruo y le gritó:

-Yo soy el rey del Reino de los monos. Devuélveme a los rehenes y todo lo que nos has robado, o te destruiré.

El rey Monstruo salió de la caverna y comenzó a reírse a carcajadas.

-Mírate, con solo cuatro pies y medio, y hablas como si fueras un gigante.

Sun se arrancó algunos mechones de su propio pelaje, y los sopló hacia el rey Monstruo, gritando:

-¡Recibe tu merecido!

Sun luego tomó la espada del rey Monstruo, y lo cortó por la mitad. Sun contuvo la respiración y todos los monos se convirtieron nuevamente en mechones de pelo, y regresaron a su cabeza.

Sun les dijo a los cientos de monos rehenes en la caverna:

-Les llevaré a casa. Cierren los ojos mientras vuelan conmigo. -Voló de vuelta a la caverna Cortina de Agua, y les dijo-: Ahora pueden abrir los ojos.

Todo el mundo estaba encantado y dijeron:

-Somos muy afortunados de tener a nuestro rey de vuelta, y con habilidades sobrenaturales tan increíbles.

CAPÍTULO 7

El Reino de Sun Wukong prospera

Al organizar su reino, Sun quería tener un buen ejército, pero no tenía armas para sus monos soldados. Uno de sus monos consejeros le sugirió:

-¿Por qué no va usted y compra unas espadas, arcos y flechas del reino cercano?

Sun pensó que era una buena idea y decidió ir al reino vecino y echar una ojeada.

Una vez que estuvo allí, vio grandes ciudades y pequeños pueblos. La capital tenía una gran población, y las calles estaban llenas de gente ocupada en sus asuntos. Él decidió hacer un truco; respiró profundo, y sopló en la dirección del dios del Viento, y se formó un vendaval enorme que agitó un polvo de arena y envió a todos a correr hacia sus casas.

Con las calles desiertas, Sun se encaminó a la armería, donde había miles de espadas, lanzas, arcos, flechas, armaduras, monturas y muchas otras armas. Se arrancó unos mechones de su pelaje y, una vez más, dijo: "Tomen!" El pelo se convirtió en cientos de monos que rápidamente fueron y recogieron numerosas armas y siguieron a Sun mientras volaba de regreso a la caverna Cortina de Agua.

Las armas comenzaron a caer del cielo cuando Sun recuperó su pelaje, y los monos con entusiasmo recogieron las armas y jugaron con ellas. Ahora el reino estaba bien pertrechado, y los monos entrenados inmejorablemente bajo la instrucción de Sun, cuyos trucos sobrenaturales incluían las artes marciales.

El reino de los monos se hizo más fuerte con el buen gobierno bajo Sun y con un excelente entrenamiento militar para su ejército de monos. Los otros animales en la montaña y sus alrededores se dieron cuenta de esto, y todos acudieron a Sun, queriendo estar en términos amistosos con su reino. Estos incluyeron otras especies de monos como gorilas, chimpancés, mandriles, así como búhos, gorriones, águilas, halcones, serpientes, lagartos, ciervos, osos, lobos, leopardos, tigres e incluso leones. Pronto, Sun presidió no solo su propio reino, sino una gran coalición de muchos reinos menores.

CAPÍTULO 8

Sun Wukong adquiere el arma de su preferencia

Pero a Sun no le gustaba ninguna de aquellas armas: eran demasiado endebles y livianas. Uno de los viejos monos le dijo que el rey del Dragón del Mar tenía los tesoros más maravillosos en su palacio, que sin duda incluían algunas armas súper poderosas.

-¿Pero puede usted ir hasta las profundidades del mar? -le preguntó el consejero.

Sun le dijo:

-He logrado la inmortalidad y tengo setenta y dos trucos sobrenaturales que me permiten entrar en los cielos, el mar, en la tierra, en todas partes. Por supuesto que puedo ir al mundo submarino.

Entonces Sun decidió visitar al rey Dragón. Desde su caverna, la cascada fluía hacia el mar. Sun se fue río abajo, y cuando llegó al mar, usó su truco para separar las aguas, y bajó a las profundidades subacuáticas. Allí se encontró con la Patrulla del Dragón, que le preguntó quién era.

Sun les dijo:

-Quiero ver al rey Dragón. Llévenme ante él.

Cuando el guardián de la patrulla le preguntó:

-¿Quién eres?

-Yo soy el Mago Divino, rey de un reino vecino. Deberían conocerme.

El guardián condujo a Sun al palacio y lo presentó al rey Dragón. El rey Dragón le dijo:

-Respetado Mago Divino, ¿hay algo que pueda hacer por usted?

-Sí. Estoy buscando un arma que sea adecuada para mí, ya que las armas comunes son demasiado livianas y endebles. Escuché que tiene usted algunas armas excelentes, así que me gustaría adquirir una de esas armas.

El rey Dragón decidió no ser grosero, por lo que ordenó que le dieran una espada grande a Sun. Sun la blandió y dijo:

-No. Esta espada es demasiado liviana.

El rey Dragón, sorprendido, luego encargó un tridente.

De nuevo, Sun dijo que era demasiado liviano. El rey Dragón ya estaba realmente asustado por la fuerza de Sun. Le dijo:

-Pero, Mago Divino, este tridente pesa tres mil seiscientos kilogramos.

-Debe usted tener algo mejor que esto.

Entonces, la esposa del rey Dragón se acordó de algo y le dijo al rey Dragón:

-Verás, este Mago Divino debe ser alguien especial. ¿Recuerdas la vara mágica en nuestra bóveda especial? Ha estado emitiendo una luz extraña durante los últimos tres días. Tal vez este Mago Divino esté destinado a poseerla.

El rey Dragón le explicó a Sun que la vara fue utilizada por el Emperador Yu, hacía mucho tiempo, como vara de medir cuando los ríos de China inundaban el país, con millones de personas ahogadas y nadie capaz de hacer nada al respecto. Yu asumió la tarea de regular los ríos y ponerlos bajo control. Yu fue tan exitoso, y la gente de China tan agradecida, que fue entronizado como el emperador de China. Cuando Sun escuchó la historia, pidió que le trajeran la vara. El rey Dragón le respondió:

-No. Es demasiado pesada y nadie puede moverla. Me temo que va a tener que ir adonde está guardada.

Entonces, el rey Dragón condujo a Sun a la bóveda especial donde estaba alojada la vara mágica. Tenía una nota adjunta: Esta vara cumple con los deseos de su propietario legítimo. Peso: 13.000 kilogramos.

Sun tomó la vara en su mano y dijo:

-Está un poco que demasiado gruesa, -y para sorpresa de todos, la vara se adelgazó de inmediato.

Entonces Sun dijo:

-Sería bueno si fuera un poco más corta, -y para su deleite, la vara se acortó.

El rey Dragón se sintió resignado ante la perspectiva de ceder la vara a Sun, pues Sun era el único que podía manejarla, y aún más notable, la vara obedecía las órdenes de Sun, justo como decía la nota. Cuando Sun ordenó que la vara se contrajera al tamaño de una diminuta aguja, para que se la pudiera colocar dentro de su oreja, la vara obedeció.

Sun luego le pidió al rey Dragón una armadura. El rey Dragón le dijo:

-No tengo nada que ofrecer, pero solo soy el rey Dragón del Océano Oriental. Mis hermanos, los reyes Dragones de los Océanos Occidental, Septentrional y Meridional podrían tener alguna armadura atesorada que le pueda agradar.

-Es mejor molestar a un solo anfitrión que a dos. ¿Por qué no me quedo aquí y le solicita a sus hermanos que vengan y ofrezcan sus mercancías?

El rey Dragón no tuvo otra opción, por lo que hizo sonar la campana mágica para convocar a sus tres hermanos, que llegaron en un instante, pues podían volar y nadar a velocidades sobrenaturales. Preguntaron:

-Hermano, ¿qué ha sucedido que sea tan urgente?

Cuando el rey Dragón del Océano Oriental explicó lo sucedido, los tres hermanos reyes Dragones dijeron:

-Esto es escandaloso. ¿Por qué no lo arrestamos y lo metemos en la mazmorra?

Su hermano oriental se estremeció al oír esto.

-No, no, no. Él es muy fuerte. Él puede manejar la vara mágica como si fuera un bastón de bambú. Sería imposible luchar contra él.

Los tres hermanos dijeron:

-Está bien. ¿Por qué no le ofrecemos lo que él quiere, y luego vamos a la corte del Emperador de Jade a quejarnos? De esa forma lograremos alguna satisfacción.

Así fue decidido; el rey Dragón del Océano Septentrional ofreció un par de botas mágicas, el rey Dragón del Océano Occidental ofreció un conjunto de armadura dorada, y el rey Dragón del Océano Meridional ofreció un casco de oro. Sun, satisfecho, se colocó toda aquella indumentaria y gritó: "¡Hurra!" mientras abandonaba el palacio del rey Dragón.

Cuando Sun salió del agua a la orilla, sus monos asesores lo estaban esperando. Al verlo emerger sin mojarse, y vestido con una armadura tan resplandeciente, todos aplaudieron.

Sun les dijo:

-Miren el arma que poseo. -Extrajo la vara mágica de su oreja. Era del tamaño de una aguja de coser. Y ordenó-: Más largo, más largo y más grueso.

Creció hasta alcanzar a tener 8 pies de largo y 2 pulgadas de diámetro. La hincó en el suelo, y todos los monos intentaron levantarla. Por supuesto, nadie podía moverla. Ellos se maravillaron.

-¿Cómo es que ni siquiera pudimos moverla? Es tan pesada.

Sun respondió:

-No es de extrañar. Pesa trece mil kilogramos.

Luego la levantó y les mostró el arte de manipular la vara. Todos observaban fascinados, deleitados de que su rey estuviera ahora tan bien pertrechado.

CAPÍTULO 9

Sun Wukong allana el Inframundo

El reino de Sun prosperó y muchos reinos vecinos le pagaban tributos. Había banquetes todos los días. El tiempo de paz y prosperidad duró décadas y décadas.

Un día, después de una de las fiestas, Sun se quedó dormido cuando vio a dos mensajeros acercarse a él. Rápidamente le esposaron y comenzaron a arrastrarlo. Sun se sorprendió y preguntó:

-¿Qué están tratando de hacer? -Ante esto, uno de los hombres le mostró un documento que decía: Orden para aprehender a Sun Wukong, cuyo momento de muerte ha llegado.

Sun dijo:

-¿Cómo se atreven? He alcanzado la inmortalidad y tengo la capacidad sobrenatural de contrarrestar todo lo que pueda dañar a un hombre ordinario e incluso extraordinario. No pueden llevarme al Inframundo. -Los dos despachadores lo ignoraron y continuaron arrastrándolo hacia el Inframundo.

Sun estaba somnoliento y ebrio y no se resistió por un tiempo. Pero cuando llegaron a la puerta del Inframundo, se dio cuenta de que esta era la entrada al reino de los muertos.

Él protestó:

-No. No voy a entrar. -pero los dos despachadores continuaron tirando de él.

Esta vez, Sun estaba realmente enojado. Arrancó las esposas como si estuviera triturando papel, sacó su vara mágica de su oreja y gritó: "Más tiempo" y golpeó a los dos despachadores hasta triturarlos. Luego decidió enfrentar al rey del Inframundo y resolver el problema de una vez y por todas.

Entró por el portón, pulverizando a todos los guardias, y llegó al edificio principal del palacio. Gritó:

-¿Dónde está el rey del Inframundo? ¿Cómo te atreves a llevarme al reino de los muertos? Soy un inmortal. Explica por qué me enviaste.

Sun había estado causando tal estrago en ese momento, matando a cientos de ángeles de la muerte, que el rey estaba realmente asustado. Bajó de su trono, temblando, y le dijo:

-Por favor, debe haber un error.

-No. Debes tener un libro de registro. Tráemelo para que pueda examinarlo.

El rey mostró de mala gana a Sun el Libro de los Muertos, y Sun pudo encontrar la entrada No.1350 que decía: Sun Wukong, mono de piedra, con una vida útil de 342 años. Sun tomó un gran pincel, borró su entrada, y tachó todas las entradas de los monos que alcanzó a ver. Finalmente, Sun arrojó el pincel, diciendo

-Ahora estamos fuera de tu control. -Luego extrajo su vara mágica, y rompió los muebles y las paredes en su camino de salida.

Cuando regresó a la caverna Cortina de Agua, se encontró con sus cuatro asesores principales, que le dijeron:

-Señor, ha dormido durante mucho tiempo. ¿Qué estaba pasando? -Sun les explicó lo que sucedió, diciendo:

-A partir de ahora ya no estamos sujetos a la inevitabilidad de la muerte.

Abajo en el Inframundo, hubo caos y conmoción, y el rey del Inframundo decidió informar de esta perturbación al emperador de Jade.

CAPÍTULO 10

Sun Wukong obtiene un empleo en el cielo

En el Palacio Celestial, el emperador de Jade recibió dos quejas, una del rey Dragón del Océano Oriental reportando el comportamiento de Sun y su apropiación de la vara mágica y la armadura, el casco y las botas. La otra era del rey del Inframundo quejándose del estrago ocasionado por Sun.

El Emperador dijo:

-Este tipo de conducta ingobernable no puede ser tolerado. Deberíamos enviar un ejército para capturarlo y llevarlo ante la justicia.

El dios de la Estrella del Norte aconsejó:

-Su Majestad, ¿por qué no convocar a este mono para que venga aquí y usted le dé una pequeña posición en el Palacio Celestial? Esto salvaría el derramamiento de sangre y lo mantendría bajo control, sin demasiado gasto.

El Emperador decidió seguir este consejo, y le pidió al dios de la Estrella del Norte que fuera su enviado y trajera a Sun al Palacio Celestial.

El dios de la Estrella del Norte salió del Palacio Celestial y bajó a la caverna Cortina de Agua. Les dijo a los guardias:

-Yo soy dios de la Estrella del Norte. Vengo del cielo. Su rey ha sido invitado a venir al Cielo. Condúzcanme ante él.

Cuando Sun se enteró de esto, salió a saludar a su invitado.

-Siempre quise visitar el Cielo, por lo que su invitación es bienvenida. Vamos a proceder de inmediato.

En el Palacio Celestial, Sun fue presentado ante el emperador. En lugar de arrodillarse, como todos los demás, Sun solo hizo un gesto con la mano en señal de saludo, escandalizando a todos los presentes por su comportamiento. El emperador preguntó dónde se podía encontrar una posición menor, y le dijeron que había una en el establo imperial cuidando de los caballos celestiales. Entonces le ofrecieron a Sun el puesto de establero imperial. Sin saber el estado o la importancia de la posición, Sun estaba feliz y comenzó a trabajar en el establo. Por naturaleza trabajaba duro, y los caballos celestiales estaban muy bien cuidados.

Todo estuvo bien, y todos estuvieron felices, hasta un día, aproximadamente al cabo de medio mes en su cargo, mientras Sun estaba tomando un trago con sus colegas. Sun les preguntó cuán exaltada era su posición.

Se rieron y dijeron que su posición era tan baja que ni siquiera aparecía en el registro de funcionarios. Cuando escuchó esto, Sun enfureció.

-Soy un rey, y soy un Inmortal. ¿Cómo se atreven a ponerme a trabajar como un criado de caballeriza?

Extrajo su vara mágica, la llevó a su tamaño habitual, y salió por la Puerta Celestial, dañando muchos enseres en su camino. Con un salto mortal regresó a su caverna Cortina de Agua.

Sus monos le dijeron:

-Ha sido una larga ausencia de quince años. Debe haberla pasado muy bien.

-Estuve allí solo durante medio mes, no quince años. -No se dio cuenta de que un día en el cielo es un año en la tierra. Cuando explicó su humillante experiencia, sus monos se indignaron. Dijeron: -Señor, con su habilidad y su posición, no sería demasiado si se le otorgara el título de Gran Mago Celestial.

A Sun le gustaba ese título, y pronto tenía pancartas hechas con ese título, y las pancartas pululaban por todo su reino.

CAPÍTULO 11

Sun obtiene su título de Gran Mago Celestial

En el Palacio Celestial, informaron al emperador que Sun había abandonado su trabajo, causando gran destrucción al marcharse. Esta vez, el emperador decidió que era necesario un trato más severo, y asignó a los famosos héroes padre e hijo llamados El rey de la Torre y príncipe Védico para liderar un ejército con la misión de capturar a Sun.

El ejército celestial bajó hasta la caverna Cortina de Agua, y le tendió un cerco. El rey de la Torre gritó:

-Oye, establero, ven y ríndete.

Sun se colocó su armadura, su casco y sus botas, extrajo su vara mágica y salió a enfrentarlos.

Uno de los centuriones celestiales le dijo al rey de la Torre:

-Déjeme ir y capturar a este mono, -y se enfrentó a Sun.

En unos pocos segundos, Sun golpeó el hombro del centurión, y lo obligó a retroceder adolorido. El príncipe Védico se ofreció como voluntario para luchar contra Sun, y utilizó su truco sobrenatural para convertirse en un monstruo con tres cabezas y seis brazos, empuñando seis armas diferentes para atacar a Sun. Sun vio esto, y también se convirtió en un monstruo de tres cabezas y seis brazos, con tres varas mágicas, para luchar. Estuvieron peleando por un tiempo, cuando Sun decidió ejecutar un truco más. Tiró de uno de sus pelos, lo convirtió en un monstruo de tres cabezas y seis brazos, mientras que él se coló detrás del príncipe Védico y lo golpeó en su brazo con la vara mágica. El príncipe también se retiró todo adolorido.

El rey de La Torre decidió informar de la situación. Le contó al emperador que Sun era realmente muy fuerte, y que podría ser difícil someterlo. También informó que Sun quería el título de Gran Mago Celestial.

Fue el dios de La Estrella del Norte otra vez, quien le aconsejó:

-¿Por qué no otorgarle el título? Es solo un nombre vacío sin ningún poder o responsabilidad. Concédale el título, una bonita mansión, y él estará feliz. Si está de acuerdo, iré y lo convenceré para que acepte esta oferta celestial.

El emperador estuvo de acuerdo, y el enviado se puso en camino.

El dios de La Estrella del Norte llegó a la caverna de Sun y dijo:

-Logré convencer al emperador para que te ofreciera el título de Gran Mago Celestial. ¿Por qué no vuelves conmigo al Palacio Celestial para recibir este título? -Sun estaba feliz, y juntos regresaron al Palacio Celestial.

El emperador le dijo a Sun:

-Te conferiré el título de Gran Mago Celestial, con una bonita mansión en el complejo del palacio. Estate en paz.

-Está bien -pero no se arrodilló.

Desde ese momento, Sun estuvo contento. Vivió en el Palacio Celestial, haciendo amistad con otros dioses y magos.

CAPÍTULO 12

Sun roba duraznos celestiales y píldoras de longevidad

Al cabo de unos meses, Sun vagabundeaba por el cielo sin preocupaciones y feliz, pero algunos de los magos y dioses estaban un poco preocupados por la ociosidad de Sun. Le sugirieron al emperador que le diera un trabajo para ocuparlo, de modo que no se dejara arrastrar por el aburrimiento para crear daños.

El emperador convocó a Sun, quien vino feliz, preguntando si el Emperador tenía buenas noticias para él. El emperador le dijo:

-Veo que tienes poco trabajo en qué ocuparte, así que he decidido asignarte una tarea. Deberías estar a cargo del huerto de los duraznos celestiales.

Sun aceptó felizmente el trabajo y se encaminó al huerto. Llamó al dios a cargo del huerto y le contó de su nueva tarea. El dios se inclinó y preguntó qué instrucciones podría tener Sun para él. Sun dijo:

-Explícame qué tiene el huerto.

El dios le dijo:

-Hay tres mil seiscientos árboles de durazno celestial. Los primeros mil doscientos árboles tienen frutos más pequeños y maduran cada tres mil años. Si alguien come la fruta, alcanzará salud y longevidad. Los segundos mil doscientos árboles llevan frutos más grandes y más dulces, y maduran cada seis mil años. El que come la fruta es inmune a la enfermedad y al envejecimiento. Los últimos mil doscientos árboles producen frutos morado intenso y rojos, que maduran cada nueve mil años. Si alguien ingiere uno de esos frutos, viviría tanto como el universo.

Sun estuvo encantado de escuchar esto, y procedió a inspeccionar el huerto, así como los pabellones y los paisajes que rodeaban el jardín. Él venía al huerto cada dos días para inspeccionar el trabajo de los jardineros, y todos estaban felices.

Sun se sintió tentado a comer de los duraznos. Un día les dijo a sus jardineros que estaba un poco cansado y que quería tomar una siesta en uno de los pabellones. Después de que se fueron, él subió a los árboles -como un mono, era experto en la escalada de árboles- y recogió algunos de los duraznos y se los comió. Tenía las tres variedades y se sentía muy bien. Esto continuó por un tiempo, y los frutos maduros comenzaron a escasear. Un día, llegó la ocasión de la fiesta anual del durazno de la emperatriz celestial. La emperatriz envió un equipo de magos para buscar los duraznos. Cuando llegaron al huerto, el dios a cargo del huerto les dijo que ahora el Gran Mago Celestial tenía el control total y que debía obtener su permiso. El dios entró al huerto para informar a Sun de los visitantes, pero Sun no aparecía por ningún lado. Los magos dijeron que no podían esperar a Sun y comenzaron a recoger los duraznos.

Sun se despertó de su sueño por la sacudida y, saltando de un árbol, gritó:

-¿Quién se atreve a robar mis duraznos?

Los magos le explicaron que la emperatriz los había enviado a buscar duraznos celestiales para su fiesta anual de durazno. Sun preguntó si estaba invitado.

Dijeron que no estaban enterados de eso. Sun decidió averiguarlo, entonces les dijo:

-Señores, esperen un tiempo aquí. -Y lanzó un hechizo para congelarlos, dejándolos tiesos como troncos.

Sun voló al jardín de la emperatriz, donde se encontró con el Gran Mago Descalzo. Sun le dijo que la fiesta comenzaría pronto, pero no en el jardín habitual; en cambio, comenzaría en el palacio y luego pasaría al jardín.

El Gran Mago Descalzo, siendo una persona sencilla, creyó a Sun y volvió al palacio. Sun usó su truco para convertirse en el Gran Mago Descalzo y se fue al jardín.

Dentro del jardín, vio los preparativos para la fiesta. Había comida suntuosa, vino y dulces. Olió el vino e inmediatamente se deleitó con el aroma. Pero las cubas de vino estaban protegidas por los trabajadores. Sun tomó algunos de sus pelos y los arrojó hacia los trabajadores. Los pelos se convirtieron en insectos, que picaron a los trabajadores hasta que se durmieron. Esto le permitió llegar a los vinos, que bebió para su plena satisfacción. Después de comer, beber y ocasionar un desastre con los preparativos, Sun de repente se dio cuenta de que estaba en problemas. Decidió salir del jardín, pero como estaba embriagado perdió el rumbo y terminó en el Templo de Tao, donde vivía Laotse, el fundador del taoísmo.

Sun pensó para sí mismo, "Escuché que Laotse fabrica píldoras para la longevidad. Tal vez pueda encontrar algunas para ingerirlas". Entró en la habitación del horno, donde se preparan las píldoras, y encontró cinco frascos de píldoras. Se las tragó como si comiera cacahuetes.

Entonces, de repente, Sun se alarmó por la enormidad de su ofensa. Salió a tientas del complejo del Palacio Celestial y escapó por la puerta. Los guardianes de la puerta eran bien conocidos por él, y no le impidieron irse.

Sun regresó a su caverna Cortina de Agua y gritó:

-Escuchad todos, he vuelto.

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CAPÍTULO 13

El ejército celestial ataca a Sun

Mientras tanto, hubo conmoción en el cielo. Los magos congelados en el jardín de los duraznos se descongelaron al cabo de una hora. Inmediatamente informaron sobre los destrozos de Sun y el hecho de que había muy pocos duraznos maduros para ser recogidos. El Gran Mago Descalzo fue al palacio y los confundidos guardias le dijeron que la fiesta debía comenzar en el jardín y no en el palacio, descubriendo el engaño de Sun. Los trabajadores en el jardín dijeron que Sun, disfrazado como el Gran Mago Descalzo, había robado el vino y la comida. Luego, Laotse informó de la pérdida de las píldoras para la longevidad, pero no pudo identificar al culpable. Estaba claro que era Sun quien había hecho todo esto, y esta vez no había dudas sobre la necesidad de llevar a Sun ante la justicia.

El rey de la Torre nuevamente dirigió al ejército, esta vez con un mayor número de soldados. Ahora eran conscientes de la fuerza de Sun y actuaban muy cautelosos. El ejército contaba con cien mil hombres. Cuando el ejército llegó y rodeó la caverna Cortina de Agua, Sun dirigió su propio ejército de monos, lobos, tigres, osos y otros animales para enfrentarse a ellos.

El dios de los Nueve Planetas lideró al ejército celestial, y la lucha fue enconada.

Mientras los dos líderes luchaban entre sí, el ejército celestial atacó, capturando a los lobos, tigres, osos y otros aliados de Sun. Mientras luchaba contra el dios de los Nueve Planetas, Sun se sorprendió al notar la captura de sus aliados. Así que se quitó un poco el pelo, los convirtió en un ejército de monos y persiguió a sus oponentes hasta su campamento.

Por ahora, las dos partes estaban agotadas y decidieron pactar una tregua.

A medida que los combates avanzaban, el emperador de Jade esperaba ansiosamente informes desde el frente.

En ese momento, la Bodhisattva Kuanyin llegó al Palacio Celestial, acompañada por su discípulo principal, Hui-an, para asistir a la fiesta anual del durazno. En lugar de la fiesta, encontró el lugar desordenado y preguntó qué había sucedido. El emperador le explicó lo sucedido, y Kuanyin se ofreció a enviar a Hui-an, que resultó ser el segundo hijo del comandante en jefe, el rey de la Torre, para ayudar. Hui-an bajó al campamento del ejército e informó a su padre.

Después de recibir información sobre la situación, decidió salir y desafiar a Sun. Sun echó un vistazo a Hui-an y dijo:

-Te ves joven y delicado. ¿Por qué no te vas a casa? No tengo nada en contra tuya y no deseo lastimarte.

-Eres un mono insolente. ¡Aquí viene mi espada!

Esto molestó a Sun, quien usó su vara mágica para atacar a Hui-an.

Después de una hora o más de combates, Hui-an comenzó a sentirse débil y decidió retirarse. Acudió a su padre, el comandante en jefe y le dijo:

-Este mono es realmente muy fuerte. Incluso con mi nivel de fuerza y habilidades, no soy rival para él. -Esto fue debidamente informado al Palacio Celestial, y el emperador comenzó a ponerse muy ansioso.

Kuanyin sugirió que se le pidiera al famoso héroe, el sobrino del emperador, el segundo príncipe, que viniera a tratar con Sun.

Un mensajero fue despachado inmediatamente al segundo príncipe a petición del emperador, y este fue a la escena de la batalla.

Cuando Sun vio al segundo príncipe, le dijo:

-Hola, ¿quién es usted?

-Mono ignorante y ciego. ¿No conoces al gran héroe, el segundo príncipe? Ríndete rápidamente y es posible que te salves.

Sun se burló y los dos se enfrascaron en una pelea muy feroz.

El segundo príncipe se convirtió en un enorme gigante de mil pies de altura, con brazos como enormes árboles, atacando a Sun. Ante esto, Sun también se convirtió en un gigante del mismo tamaño. La pelea fue dramática y heroica. Mientras sucedía, el ejército celestial llegó a la caverna Cortina de Agua, capturando a miles de monos.

Sun quería salvar a sus monos, por lo que detuvo su lucha e intentó regresar a su caverna. El segundo príncipe lo persiguió y entonces Sun se convirtió en un gorrión posado en una pequeña rama.

Todos pensaban que Sun estaba perdido, ya que nadie podía ver dónde estaba. El príncipe, sin embargo, tenía un poder sobrenatural superior, y sus ojos podían distinguir lo real y lo irreal, por lo que fue capaz de ver dónde se estaba escondiendo Sun. El príncipe se convirtió en un halcón, y cargó contra Sun. Sun rápidamente saltó al agua, y se convirtió en un pez bagre. El príncipe se convirtió entonces en un pelícano y, al zambullirse en el agua, intentó atrapar a Sun. Sun se convirtió en una serpiente, escondiéndose en la hierba. El príncipe se convirtió en una grulla, picoteando a Sun, quien luego se convirtió en una perdiz. El segundo príncipe regresó a su propia forma, y tomó un arco y una flecha para dispararle a Sun. Pero este se convirtió en un templo, con dos ventanas y una puerta.

El príncipe dijo, riendo:

-Crees que puedes engañar a todos. A mí no. Voy a atravesar tus ojos disparando contra las ventanas, y romperé tu boca al separar la puerta.

Sun se transformó rápidamente y, volando hacia el templo de la casa del príncipe, se sentó en su asiento en el templo

Pero el príncipe rápidamente vino a su templo, y Sun tuvo que escapar de nuevo, volando de regreso a su caverna. El ejército celestial rodeó la caverna con mucha fuerza.

En el Palacio Celestial, el emperador se estaba impacientando por la captura de Sun. Kuanyin le dijo:

-Bueno, el segundo príncipe derrotó a Sun. Ahora todo lo que queda es su captura. ¿Por qué no le tiro mi jarrón de jade a él? Si no lo mata, al menos lo inmovilizaría.

Laotse, que se había reunido con ellos, sugirió que tenía un aro de platino con habilidades mágicas, que sería más resistente. Entonces se decidió que el aro de Laotse debería ser probado. Laotse fue a la puerta celestial y arrojó el aro a Sun, golpeándolo en la cabeza y dejándolo inconsciente. El ejército celestial se precipitó sobre él y lo capturó, atándolo con una cuerda mágica para evitar que hiciera algún truco.

Sun fue llevado al Palacio Celestial, donde el emperador decidió ejecutarlo. Fue llevado a ser decapitado, pero debido a que había comido los duraznos mágicos y las píldoras, las espadas no podían dañar su cuerpo. Luego decidieron quemarlo en la hoguera, pero de nuevo, el fuego no pudo quemar su cuerpo. Estaban en el último momento, cuando Laotse sugirió que tal vez su horno de fabricación de píldoras podría destruirlo porque el viento que soplaba en el horno no era viento ordinario sino un viento con un poder mágico especial, que probablemente quemaría a Sun convirtiéndolo en cenizas. Lo llevaron al horno y lo metieron dentro. Laotse luego encendió el fuego y lo mantuvo encendido siete veces siete días, cuarenta y nueve días en total. Al final, convencidos de que Sun no podría sobrevivir a ello, abrieron la puerta del horno. Sun, que estaba escondido en la esquina del horno, cerca de la entrada del viento y donde el fuego no era muy fuerte, había sobrevivido, y saltó del horno mientras abría la puerta, desalojando una pila de ladrillos al rojo vivo que caía en la tierra para formar la montaña Llameante de Xinjiang en China.

CAPÍTULO 14

El Buda vence a Sun Wukong

Cuando Sun salió del horno, extrajo su bastón mágico y comenzó a atacar todo lo que estaba a la vista, destrozando cosas e hiriendo a la horda celestial mientras avanzaba. Nadie podía detenerlo, y pronto se estaba acercando al palacio del emperador. El Sagrado dios Guardián se adelantó para enfrentar a Sun, y se vieron envueltos en una lucha violenta. Los treinta y seis dioses del trueno también vinieron a luchar contra él, pero Sun no se intimidó. Se convirtió en tres cabezas y seis brazos, con tres palos mágicos, para enfrentarse a todos sus adversarios. Otros dioses y guerreros celestiales se unieron, rodeando a Sun en un círculo apretado y pesado. Pudieron confinarlo, pero no pudieron someterlo.

El emperador decidió solicitar la asistencia del Santo Buda Sabio. Un enviado fue enviado al Cielo Occidental donde el Buda reside y enseña su gran verdad, y el enviado le entregó el mensaje del emperador. El Buda se acercó al emperador en un instante, volando ciento ocho mil millas. El emperador le explicó la situación, cómo Sun había robado al rey Dragón, arruinado el Inframundo, abandonado su trabajo, robado los duraznos y las píldoras para la longevidad, y finalmente había salido del horno de Laotse. El Buda dijo:

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-Déjame hablar con este mono y ver qué se debe hacer.

El Buda fue al sitio de la batalla y dijo:

-No luches. Conversemos.

-¿Quién eres?

-Soy el Buda Siddhartha, el que alcanzó la iluminación y el Nirvana definitivos. Dime, ¿por qué peleas así?

-Creo que soy lo suficientemente bueno como para reemplazar al emperador. Si él abdica, y me da el trono, habrá paz.

El Buda se rio y dijo:

-El emperador ha logrado su posición pasando por mil setecientos cincuenta juicios, cada uno de ciento veintinueve mil seiscientos años. ¿Qué mérito tienes siquiera para soñar con reemplazarlo?

-Domino setenta y dos trucos sobrenaturales y poseo una gran fuerza. Puedo enfrentarme a cualquiera en el universo.

-Te digo lo siguiente. Si puedes volar de mi mano, le pediré al emperador que te deje tener un turno con el trono. Si no...

Sun lo interrumpió.

-¡Bah! puedo volar ciento ocho kilómetros con un salto mortal. Bien, estoy de acuerdo.

Con eso, Sun saltó sobre la palma del Buda, y dio un salto mortal. Después de algunos saltos mortales, vio cinco pilares delante de él, cada uno del color de la carne. Él pensó que este debía ser el fin del universo.

Se alivió al pie de uno de los pilares, luego voló de regreso al Buda.

Sun declaró con orgullo:

-No solo volé de tu palma, sino que llegué hasta el extremo del universo donde había cinco pilares. Dejé una nota en uno de los pilares.

El Buda le mostró su mano. En uno de sus dedos, estaba la nota de Sun "Sun Wukong estuvo aquí".

Y aún olía a la orina de Sun.

Sobresaltado, Sun trató de escapar, pero el Buda lo agarró con la mano y lo incrustó en la tierra, convirtiendo la mano en una montaña que pesaba sobre Sun. La horda celestial, liderada por el emperador, aplaudió esta hazaña.

Uno de los dioses de la tierra informó que las manos y la cabeza de Sun sobresalían. El Buda dijo:

-No te angusties. No podrá abandonar esta montaña hasta el momento en que su Maestro venga a buscarlo. Mientras tanto, dale bolas de hierro y cobre fundido. Pasarán quinientos años antes de que venga su Maestro.

El emperador le agradeció al Buda y el Buda regresó a su Tranquilo Cielo Occidental.

CAPÍTULO 15

El Buda desea salvar a las almas de la humanidad

Después de la gran conmoción causada por Sun, hubo paz durante cientos de años. El Buda, mientras impartía sus sermones a los Sabios exaltados, bodisatvas, dioses y discípulos, dijo:

-La gente está constantemente peleándose, maquinando, robando y matándose unos a otros. Estoy triste por eso. Quiero salvar sus almas. Hay tres colecciones de documentos que contienen mis enseñanzas, que, de ser seguidas, traerían dicha y tranquilidad al mundo. Estos documentos, o sutras (literalmente, hilo o regla), llenan tres sam zong (almacenes), que tratan de la verdad del universo, la vida y la eternidad. Hay un total de treinta y cinco colecciones, quince mil ciento cuarenta y cuatro volúmenes. Me encantaría regalarlos gratuitamente, pero solo a los que realmente los quieran. Me pregunto si alguno de ustedes estaría dispuesto a ir a China y persuadir a un hombre de moralidad superior a venir a buscar los documentos.

Kuanyin, la diosa de la Misericordia, le dijo:

-Estaría dispuesta a brindarme como voluntaria para esa misión.

El Buda estaba muy contento.

-Eres la mejor calificada para esta tarea. No puedo estar más satisfecho. Ahora tengo cinco regalos mágicos para ti. Uno es la túnica de un monje con brocado dorado; el segundo es el bastón de un monje que tiene el poder mágico de ayudar al peregrino a caminar. Luego hay tres aros, hechos de oro, platino y diamante. La túnica y el bastón deben ser entregados al monje que emprenderá el viaje desde China a mi residencia en el Cielo Occidental, pero los tres aros deben ser guardados por ti. Cuando encuentres a alguien que desea obtener los documentos, podrías colocarle uno de los aros en la cabeza, e inmediatamente se enraizaría en su carne y no podría quitarlo hasta que lo sueltes diciendo las palabras mágicas. Entonces, manos a la obra, y te veré después de que hayas terminado tu trabajo.

CAPÍTULO 16

Reclutamiento de Kuanyin

Kuanyin tomó los cinco regalos y partió, con Hui-an acompañándola. En su camino a China, vio un ancho y oscuro río de arenas movedizas, que tragaría cualquier cosa y cualquier persona que intentara cruzarlo.

Fluía con gran torrente que salpicaba con arenas movedizas el cielo, amenazando incluso a aquellos que se mantenían alejados de sus orillas.

Kuanyin estaba fascinada mirando el río, cuando un monstruo con ojos y colmillos ardientes saltó del río, cargando hacia Kuanyin, empuñando un bastón con una punta de media luna. Hui-an gritó:

-Monstruo, prueba mi espada. -Y los dos comenzaron a luchar.

El monstruo no pudo vencer a Hui-an y gritó:

-¿Quién eres tú, tan fuerte?

-Yo soy Hui-an, el discípulo principal de Kuanyin, la diosa de la Misericordia.

-Oh, lo siento, no lo sabía. ¿Puedes llevarme ante ella?

Hui-an señaló a Kuanyin que estaba parada sobre una nube en el cielo. El monstruo fue hacia ella en el cielo, se arrodilló y dijo:

-Perdóname, no sabía que eras tú. Ahora me gustaría pedirte misericordia. Fui un mago sirviendo en el Palacio Celestial, a cargo de las pantallas celestiales. Un día rompí una lámpara de cristal por error, y después de recibir ochocientas latigazos, me desterraron a este lugar. También envían una espada cada siete días para apuñalarme cien veces. No hay nada que comer, así que salí del río para capturar a un hombre o dos para comer. He estado aquí durante cientos de años y he sido castigado lo suficiente. ¿Puedes tener piedad y salvarme de esta dura prueba?

Kuanyin le dijo:

-Voy de camino a China para reclutar a un monje santo que irá y obtendrá la verdadera enseñanza del Buda. Él pasará por aquí, y debes ofrecerte como uno de sus discípulos y acompañarlo al Cielo Occidental. Esto te ganaría el perdón. ¿Estarías dispuesto a hacer eso?

El monstruo dijo:

-Sí, pero ¿y si el santo monje nunca aparece? -Kuanyin le aseguró que el santo monje definitivamente pasaría.

Antes de dejarlo, Kuanyin le dio un nuevo nombre, Sha Wujing -Sha significa arena (apellido, basado en el hecho de que era del río de las arenas movedizas); Wu significa saber; y Jing es serenidad. Wujing juntos significa comprender la serenidad. Él sería conocido más tarde como Sandy.

Kuanyin continuó su camino, y llegó a una montaña escarpada y elevada. De repente, un monstruo con cabeza de cerdo llegó a la carga, empuñando un rastrillo con nueve dientes. Hui-an lo detuvo nuevamente y pelearon por un tiempo. Al ver que no podía ganar, el monstruo le preguntó quién era él.

Cuando el monstruo descubrió que Hui-an era el discípulo principal de Kuanyin, también dijo:

-¡Oh! Lo siento mucho. No lo sabía. ¿Podrías llevarme con ella? -Volaron hasta donde estaba Kuanyin, sobre las nubes, y el monstruo se arrodilló y dijo-: Te pido perdón. No soy un monstruo desde el nacimiento. Yo era un mago en el Palacio Celestial a cargo del dosel celestial. Un día me sorprendieron bromeando con una de las hadas femeninas y, como castigo, fui golpeado dos mil veces con un martillo y desterrado al Inframundo. Por algún error, me pusieron dentro del útero de una cerda y nací con la cabeza de un cerdo y el cuerpo de un hombre. Maté a la madre cerda y vivo aquí comiendo animales y hombres. Me gustaría pedirle misericordia para que me libere de esta situación.

Kuanyin le preguntó:

-¿Estarías dispuesto a acompañar a un monje santo en su camino de China al Cielo Occidental para obtener las verdaderas enseñanzas del Buda? Si es así, el mérito de tal acción redimiría cualquier ofensa que hayas cometido.

El monstruo dijo que sí, pero a él también le preocupaba que el santo monje no pasara por su montaña. Kuanyin le aseguró que el monje vendría, y le dio un nuevo nombre, Zhu Wuneng -Zhu significa cerdo (apellido, basado en el hecho de que tenía la cabeza de un cerdo); Wu significa saber; Neng significa capacidad. Wuneng junto significa conocer los potenciales. Kuanyin también le dio el apodo de Bajie, (de Baggai) en taiwanés. Sería conocido como Zhu Bajie, Di Baggai en taiwanés cerdo de Ocho Tabúes) o Cerdito.

Kuanyin continuó su camino, cabalgando sobre las nubes y las brumas.

En su camino, encontraron un dragón de jade suspendido en el aire.

El dragón de jade suplicó clemencia a Kuanyin. Él lloró:

-Soy el hijo más joven del rey Dragón del Océano Occidental. Un día quemé el palacio y una bola de cristal. Mi padre informó sobre mi indisciplinada desobediencia, y me azotaron tres mil veces y me dejaron colgando aquí. Pronto seguirá una ejecución. Te pido tu misericordia. Por favor salva mi vida.

Kuanyin le dijo:

-Si estás dispuesto a servir como el animal de carga del santo monje en su viaje al Cielo Occidental, le pediría al emperador de Jade que te perdone la vida.

El dragón prometió que estaría dispuesto a convertirse en un caballo para llevar al santo monje al Cielo Occidental. Al escuchar esto, Kuanyin fue al Palacio Celestial para pedirle al emperador una dispensa especial.

Mientras Kuanyin y Hui-an continuaban volando hacia el este, notaron luces brillantes de muchos colores que surgían de una montaña que parecía un puño cerrado. Kuanyin se detuvo en la montaña, donde todos los dioses del lugar se arrodillaron frente a ella. Le dijeron:

-Hace unos quinientos años, el Buda encarceló aquí a un mono problemático. Todo ha estado bastante tranquilo aquí, pero por alguna razón en los últimos días estas luces han comenzado a dispararse desde la cámara donde el mono está aprisionado.

Kuanyin les dijo:

-Debe ser porque ha llegado el momento para mí de ofrecerle la oportunidad de ser libre.

Ella bajó a donde Sun Wukong estaba encarcelado, y lo escuchó gritar:

-Oh ¡diosa de la Misericordia! Ayúdame a salir de esto. Han sido casi quinientos años.

Kuanyin le dijo:

-Si estás dispuesto a servir como un discípulo al santo monje y lo escoltas fielmente todo el camino hacia el Cielo Occidental, puedes salir de esta situación. Él vendrá por ti y levantará el hechizo que te ha mantenido aprisionado aquí.

-Sí, pero ¿cómo puedo estar seguro de que él vendrá?

-Él vendrá, lo aseguro.

Sun juró que serviría fielmente. Kuanyin iba a otorgarle un nuevo nombre, pero Sun dijo que ya tenía uno: Sun Wukong. Kuanyin estaba encantada, porque ella había dado el nombre Wu a los dos discípulos juramentados previamente. Sun significa nieto, pero también es parte de la palabra husun que significa mono. Wukong (Gokong en taiwanés) significa comprender la vanidad de todas las cosas mundanas.

CAPÍTULO 17

Nacimiento del Santo Monje

Un joven llamado Chen, que estudió mucho, dejó a su madre en casa para tomar parte en el examen imperial para eruditos y ganó el primer lugar. El primer ministro estaba impresionado con él, y decidió casarlo con su hija. A Chen luego se le otorgó un puesto como magistrado en el sur de China.

Antes de su partida, Chen quería ofrecer un banquete, y entonces compró un pez carpa. Se dio cuenta de que la carpa tenía un ojo extraordinariamente brillante que emitía una mirada dorada. Decidiendo dejar que el pez viviera, la liberó donde la pescaron. En su camino de regreso, un pirata lo mató, arrojando su cuerpo al río. Los piratas luego se hicieron cargo de su casa, haciéndose pasar por Chen.

El río donde el cuerpo de Chen había sido arrojado fue aquel donde Chen había lanzado la carpa con un maravilloso ojo dorado.

Resultó que la carpa era el rey Dragón, y él quería pagarle a su salvador.

La esposa de Chen, afligida, estaba embarazada. Ella quería dar a luz a la criatura, por lo que no se suicidó. Después de que naciera el bebé, para evitar que el pirata lo matara, lo arrojó al río en una canasta, con una carta explicando toda la historia, rogando a quien encontrara al bebé que lo cuidara.

El bebé fue recogido por el monje residente de un antiguo templo y criado como monje. Cuando el niño tenía unos dieciocho años, el viejo monje le dio la carta, por lo que pidió permiso para ir a buscar a su madre. La encontró viviendo en la mansión del magistrado, y fue a verla y le explicó quién era, mostrando la carta que había escrito.

La madre le había escrito otra carta a su padre, el primer ministro, quien se sorprendió al enterarse del crimen. Él organizó un ejército para capturar a los piratas. Estos piratas fueron ejecutados en la orilla del río. Cuando dieron susúltimas ofrendas al espíritu de Chen, en arrepentimiento, el cuerpo de Chen flotó desde el fondo del río, se despertó y se levantó, para asombro de todos. Explicó que una vez había salvado la vida de un rey Dragón del río, y que a cambio lo habían salvado.

El joven monje Chen creció hasta convertirse en un famoso erudito y virtuoso Sabio. Él tenía un templo en la capital.

CAPÍTULO 18

El emperador chino visita el Inframundo

En China hubo un período conocido como la dinastía Tang (618 - 907), durante el cual China extendió su territorio más allá de las Grandes Murallas y el mar del Sur de China. Este fue también el período durante el cual China se abrió a un gran número de extranjeros y aceptó sus culturas.

Durante la dinastía Tang, el período más ilustre fue cuando el emperador Taizong estaba en el trono (626 - 649).

Todo el imperio chino estaba en paz, y la gente disfrutaba de una prosperidad sin precedentes.

En ese momento, había un leñador y un pescador que eran amigos. Se encontraban todas las tardes cuando el pescador regresaba del mar y el leñador de la montaña.

Disfrutaban juntos de sus bebidas y conversaciones. Una noche, cuando estaban a punto de partir después de las bebidas diarias, el pescador dijo:

-Bueno, buenas noches y que pases un buen día mañana, aunque sé que tu montaña no es un lugar tan agradable como mi mar.

-¿Por qué? Creo que tu mar no es tan bonito como mi montaña.

-Mi mar es hermoso y uno puede ver salir el sol y ponerse en el horizonte, y la luna proyectando sus rayos románticos; donde uno puede deleitarse con pescado, gambas y pulpo; donde el escenario está abierto de par en par y hace que uno olvide las cosas triviales de este mundo.

-Pero mi montaña es infinitamente variada; en el calor del verano, proporciona un respiro fresco; el sol da vida a los árboles, y los rayos de luna inspiran el estado de ánimo meditativo; las carnes de los animales saben mejor que los pescados, las gambas o el pulpo; y las cimas de las montañas cubiertas de nubes te hacen sentir sosegado.

Los dos continuaron discutiendo sobre las virtudes de sus respectivos lugares durante otra hora. Y al final, el leñador dijo:

-Está bien, amigo mío, solo aceptamos estar en desacuerdo. Buenas noches y cuídate. No quiero experimentar 'la cara de un amigo menos entre la multitud'.

-¡Qué cosa tan desagradable es lo que dices! Pero no temas, estoy completamente informado sobre el clima, por lo que no hay peligro de ser afectados por tormentas inesperadas.

-¿Cómo es eso?

-Hay un adivino de gran sabiduría que puede predecir el clima con precisión, así que lo consulto todas las mañanas antes de salir al mar. -Y los dos se separaron.

Esta conversación fue escuchada por uno de los servidores del rey Dragón del río Jing. Fue y se lo contó a su Maestro, quien decidió darle una lección al adivino.

El rey Dragón fue al puesto del adivino y le preguntó por el pronóstico para el día siguiente. El adivino le informó 3.348 puntos de lluvia a las 3:00 p.m. El rey Dragón se sorprendió. Él mismo no lo sabía. Le preguntó al adivino:

-¿Estás seguro?

-Por supuesto.

-Iré y quitaré tu letrero si tu pronóstico es incorrecto. -Y regresó al palacio de su río.

Cuando llegó, había instrucciones imperiales que le ordenaban proporcionar 3.348 puntos de lluvia a las 2:00 p.m. el día siguiente. Estaba muy asustado. Uno de sus asesores sugirió que proporcionara 3.340 puntos a las 2:00 p.m., por lo que habría llevado a cabo la instrucción pero con una ligera alteración. Él tomó ese consejo y proporcionó 3.340 puntos a las 2:00 p.m.

Al día siguiente, fue adonde el adivino y rompió el letrero, diciendo:

-Eres un charlatán. Estoy aquí para darte una lección.

-No estoy preocupado. Tú eres el que debería estar preocupado. Sé que eres el rey Dragón del río Jing disfrazado. Has modificado la instrucción imperial y serás decapitado en unos días.

El rey Dragón estaba aterrorizado y le suplicó al adivino que le salvara la vida. El adivino le dijo que el ministro Wei sería designado para ejecutarlo, por lo que si suplicaba al emperador Taizong, tal vez su vida podría salvarse.

El rey Dragón apareció en el sueño del emperador Taizong y le dijo:

-Su majestad, usted es el verdadero dragón, mientras que yo no soy más que un dragón animal. Violé las instrucciones que recibí del emperador de Jade y estoy a punto de ser ejecutado. Su ministro Wei será designado para decapitarme mañana al mediodía. Le ruego que me salve.

Taizong dijo:

-Muy bien, lo invitaré a mi palacio al mediodía. Eso debería evitar que te decapite. -El rey Dragón le dio las gracias a Taizong, y se marchó.

Al día siguiente, Taizong invitó al ministro Wei al palacio y le propuso jugar una partida de ajedrez. Durante el juego, el ministro Wei se quedó dormido. Pero luego comenzó a sudar.

Taizong sabía lo duro que era el ministro Wei, así que no le importaba que se estuviera quedando dormido. Cuando vio a Wei sudando, tomó un abanico para ayudar a Wei a refrescarse.

De repente, Wei gritó:

-¡Matar! -Y luego se despertó. Estaba mortificado porque se había quedado dormido en presencia del emperador, y se disculpó. Taizong dijo:

-No te preocupes. -Entonces el guardia del palacio informó que la cabeza cortada de un dragón había caído del cielo.

Era la cabeza del rey Dragón del río Jing, decapitado por el ministro Wei, pues incluso cuando Wei se había quedado dormido, había completado su tarea en su sueño.

Cuando Taizong se fue a la cama esa noche, soñó que el rey Dragón del río Jin acudía a él acusándolo de incumplir su promesa. El dragón muerto continuaba persiguiéndolo todas las noches, y nada que tratara el emperador lograba ayudarle. Incluso se las arregló para hacer que el ministro Wei montara guardia en la puerta de su cama, pero tampoco ayudó. Finalmente, exhausto, el emperador murió y se fue al Inframundo.

Yanlo, el rey del Inframundo, recibió a Taizong y lo presentó al guardián del libro de los muertos. El guardián resultó ser uno de los ministros del emperador Taizong, y cuando vio a Taizong, decidió ayudar. Añadió veinte años a la vida de Taizong al cambiar la entrada en el libro de los muertos. Yanlo vio que la entrada del libro le permitía a Taizong pasar otros veinte años de vida, se disculpó por su "error" y devolvió a Taizong a la vida.

Habiendo visto el Inframundo y la gran cantidad de gente que sufría allí debido a las malas acciones que habían cometido, Taizong decidió organizar un servicio religioso para consolar a las almas que sufrían, pero también para tratar de enseñar civilidad a los vivos para que pudieran evitar un trágico destino.

CAPÍTULO 19

El monje Chen se ofrece como voluntario para viajar al oeste

Mientras tanto, Kuanyin había llegado a la capital de China, Chang-An. Los dioses de la ciudad le rindieron homenaje y la alojaron en su palacio. Cuando se realizó el servicio religioso de Taizong, se le pidió al monje Chen que lo presidiera.

Kuanyin decidió probar la sinceridad de la devoción del emperador. Ella y Hui-an cambiaron sus formas en dos monjes mendigos leprosos y, yendo a la calle principal cerca del lugar del servicio religioso, anunciaron que estaban vendiendo los dos objetos que el Buda le había dado a Kuanyin como regalo para el monje que efectuara el viaje: la túnica y el bastón. La gente se sintió muy atribulada por su aspecto, pero la belleza de la túnica y el bastón los atraía.

Cuando se le preguntó el precio de los artículos, Kuanyin (el monje leproso más viejo) dijo:

-Cinco mil onzas de oro por la túnica y dos mil por el bastón.

Todos rieron, diciendo:

-Esto es una locura. ¿Cómo puede algo como esto valer tanto?

Kuanyin les dijo:

-Estos podrían costar tanto como dije, o se los regalarán a la persona adecuada.

Los guardias del emperador escucharon la conmoción y salieron a ver lo que estaba sucediendo, y les sorprendió la magnificencia de los dos objetos. Pidieron a los dos monjes que acudieran a la sala del servicio religioso y se presentaran ante el emperador Taizong. Taizong comprobó la belleza de los dos objetos y decidió otorgárselos al monje Chen.

Pidió el precio, y Kuanyin volvió a decir:

-La túnica podría costar cinco mil onzas de oro y dos mil onzas de oro la vara, pero tampoco podría costar nada, porque estoy dispuesto a regalarlas a la persona correcta.

Taizong dijo:

-Quiero dárselos a Monje Chen, quien preside este servicio religioso.

-En ese caso, estaré encantado de presentarle estos dos artículos sin costo alguno.

-Te pagare. No pienses que como soy el emperador creo que no debo pagar dinero ni oro.

-No, le estoy presentando estos objetos al monje Chen, eso es todo. Si usted es o no el emperador, no tiene nada que ver con eso. -Kuanyin dejó los dos objetos frente al emperador y se marchó.

El día del servicio llegó, y Kuanyin y Hui-an decidieron asistir. El monje Chen vestía la túnica que Kuanyin le había dado, y comenzó a dar un sermón que era muy profundo e iluminador. De repente, Kuanyin, todavía con la forma de un viejo monje leproso, se levantó de un salto y le gritó al monje Chen:

-Lo que estás predicando es el Hinayana, el Pequeño Vehículo. Eso no es suficientemente bueno. Necesitas la enseñanza del Mahayana, el Gran Vehículo.

El monje estaba muy contento de escuchar eso y le preguntó:

-Gracias por su sugerencia. ¿Pero dónde puedo obtener el Mahayana?

Para entonces, Taizong había reconocido al viejo monje leproso, y le dijo:

-¿No eres el monje que dio la túnica y el bastón?

Kuanyin le respondió afirmativamente.

-Usted habló sobre Mahayana. ¿Puede explicarlo?

Kuanyin le respondió que sí.

Taizong luego le pidió que subiera al podio para impartir una conferencia a la congregación. Kuanyin subió y, en el podio, reveló su verdadera forma, la diosa de la Misericordia, con su atuendo completo y un halo brillante que emanaba de su cuerpo. El discípulo Hui-an, también en toda su grandeza principesca, esgrimía su mágica espada dorada. Todos se llenaron de asombro y todos, incluido Taizong, se arrodillaron y dijeron:

-¡Alabada sea la diosa de la Misericordia!

Kuanyin luego dijo:

-La verdadera enseñanza del Gran Buda, el Gran Iluminado, está disponible. Pero alguien debe ir al Cielo Occidental para conseguirla. Estos documentos ocupan tres almacenes y tratan acerca de la verdad del universo, la vida y la eternidad. En total, hay treinta y cinco colecciones, quince mil ciento cuarenta y cuatro volúmenes. Serán entregadas gratuitamente por el propio Buda en persona. Pero alguien tiene que ir allí para conseguirlos. El viaje será arduo y peligroso, con muchos monstruos obstaculizando el camino. Pero para los verdaderamente devotos, es posible completar el viaje.

Con estas palabras, Kuanyin y Hui-an cabalgaron en la nube y se elevaron al cielo, dejando a la congregación en trance.

Después de que todos recuperaron sus sentidos, el monje Chen le dijo a Taizong:

-Me gustaría ofrecerme como voluntario para viajar al oeste y obtener las sutras.

-Te agradeceré que lo hagas. Te reconoceré como mi propio hermano.

Todas las provisiones, comida, dinero, escolta y caballos le fueron entregados, y el monje Chen emprendió un viaje largo, duro y peligroso.

CAPÍTULO 20

Comienzo del viaje de Sanzang (monje Chen)

Antes de partir, el monje Chen recibió un nuevo título: Sanzang, que significa Tres almacenes (llenos de sutras). Se despidió de su personal en el templo, diciéndoles que podrían pasar diez años antes de que regresara, pero debían mantener el templo abierto.

Sanzang dejó la ciudad capital de Chang-An con dos jóvenes físicamente aptos para servir como su escolta y sirvientes, y se dirigió al oeste.

Pronto se encontraron en un espeso bosque donde no había caminos claros, por lo que tuvieron que avanzar lentamente y a tientas. De repente, cayeron en una trampa, y oyeron un grito:

-Cógelos, atrápalos.

Llegó un grupo de una docena de pequeños monstruos y agarraron a los tres, los ataron y los llevaron a su caverna. Una vez allí, le dijeron a su jefe:

-Tenemos tres hombres que parecen viajeros.

El jefe, con una voz estruendosa que salía de su boca roja de la que sobresalían unos colmillos blancos y con su rostro cubierto de pelo hirsuto, dijo:

-Bueno. Podemos tener una fiesta esta noche.

Cuando estaban desatando a los tres cautivos, llegaron dos visitantes, Espíritu de Oso y Espíritu de Búfalo. Ellos y sus captores decidieron comerse a los dos jóvenes primero, dejando a Sanzang para el día siguiente. Después de haberse comido a los dos jóvenes, sintiéndose llenos y ebrios, se fueron a la cama. Sanzang fue retenido en una jaula y, resignado a su destino de ser comido al día siguiente, oró toda la noche.

Cerca del amanecer, escuchó una voz:

-Sanzang, he venido a tu rescate. Ven conmigo. -Salió de la caverna y la voz dijo-: Tu equipaje está allí, junto con tu caballo. Fuiste capturado por un monstruo tigre, y sus dos invitados eran un monstruo oso y un monstruo búfalo, pero ahora estás libre. -Sanzang le dio las gracias. La voz continuó: Como estás en una misión sagrada para obtener las sutras, te estaré cuidando. Soy la Estrella de Oro de la Osa Mayor.

Sanzang se arrodilló en dirección a la Osa Mayor para agradecer a la diosa, y continuó su viaje, a solas con su caballo.

Sanzang todavía estaba en la montaña, viajando tan rápido como su caballo podía. De repente, hubo un vendaval de viento, y apareció un enorme tigre, rugiendo y amenazante. Sanzang se dio cuenta de que no había escapatoria y, una vez más, preparado para aceptar su destino, comenzó a rezar. Pero pronto el tigre se asustó, dio media vuelta y se escapó. Desde el otro lado del bosque, emergió un hombre de aspecto feroz con armas listas. Sanzang rogó:

-Por favor, soy un monje pobre. Toma todo lo que tengo, pero perdona mi vida para que pueda cumplir con mi deber.

El hombre sonrió y dijo:

-Por favor, no te alarmes. No soy ni un monstruo ni un bandido. Soy un cazador Mi nombre es Liu. Como he estado cazando aquí durante mucho tiempo, los tigres, leopardos, boas constrictoras y otras bestias salvajes me temen. Por eso el tigre se escapó cuando llegué.

Sanzang le explicó quién era, que iba al Cielo Occidental por orden del emperador. Liu mostró su respeto e invitó a Sanzang a pasar la noche en su casa. La esposa de Liu le ofreció carne, pero Sanzang dijo:

-He sido vegetariano desde mi infancia. Nunca he probado carne en mi vida. Por favor no te preocupes por mí. Puedo ayunar por unos días.

La madre de Liu le dijo:

-Tenemos algunas verduras y frutas. Así que por favor come. Hoy es el aniversario de la muerte de mi esposo, el padre de Liu. ¿Serás tan amable de decir algunas oraciones por él? -Sanzang se puso su túnica mágica y oró por el alma del padre de Liu.

A la mañana siguiente, la madre de Liu le dijo:

-Anoche, en mi sueño, mi esposo se presentó y me dijo que su oración lo había salvado. Yanlo, el rey de Inframundo, reveló que eres un Sabio del más alto nivel, y tu oración tiene un poder especial. Él ahora está reencarnado en una familia acaudalada en China. Muchas gracias.

Sanzang se alegró de haber ayudado y se despidió de la familia Liu.

Liu le dijo:

-El camino a seguir todavía está lleno de bestias salvajes. Te acompañaré a la frontera entre China y Tartaria.

Sanzang agradeció a la familia, aceptó algunas provisiones y partió con Liu.

CAPÍTULO 21

Sun Wukong se une a Sanzang

Llegaron a una montaña llamada Montaña de Los Dos Confines, y Liu le dijo:

-Esto es todo lo lejos hasta donde puedo llegar. Permíteme desearte buena suerte para tu viaje. -Casi antes de que pudiera terminar sus palabras, escucharon un fuerte grito:

-¡Maestro, Maestro, déjenme salir, Maestro!

Se sorprendieron y Liu dijo:

-Esta montaña se formó hace unos quinientos años, y encarcela a un mono mágico. He escuchado a la gente decir que este mono perturbó el Palacio Celestial y que fue encarcelado aquí por el propio Buda en persona.

Sanzang preguntó:

-¿Dónde está el mono? Vamos a verlo.

Liu temía que el mono saliera y lastimara a los dos. Sanzang dijo:

-Si fue encarcelado por el Buda, no podrá salir. Vamos a ver.

Entonces, los dos fueron hasta la prisión. Allí vieron a Sun Wukong que sacó la cabeza y las manos fuera de la celda. Él dijo:

-Maestro, ¿no eres el Sabio en tu camino hacia el Cielo Occidental para obtener las sutras? ¿Por qué has tardado tanto tiempo para venir? Pero es bueno verte. Por favor sácame de esta prisión para que pueda servirte como un discípulo y protegerte en tu viaje al Cielo Occidental.

-Pero no sé cómo sacarte.

-Es fácil. Solo tienes que ir a la cima de esta montaña y encontrarás un letrero con el comando mágico del Buda. Nadie puede destruir o eliminar ese signo. Solo alguien designado correctamente por el Buda puede levantarlo. Tú eres esa persona.

Sanzang creía que Sun era sincero. Entonces subió a la cima de la montaña. Al acercarse a la cima, de repente vio un maravilloso arco iris. Fue hacia donde estaba la luz, y vio una señal, que había sido dejada por el Buda al encerrar a Sun Wukong.

El letrero decía Om Mani Peimeihong (canto mágico). Sanzang se arrodilló frente a él, diciendo:

-Santo Buda, tu humilde discípulo, Sanzang está aquí de camino hacia ti. Si Sun Wukong está realmente destinado a ser mi discípulo y acompañante, permíteme levantar este letrero. De lo contrario, no me lo permitas.

Así que estiró su mano para levantar el letrero, cuando de repente llegó un soplo de viento fragante, haciendo volar el cartel hacia el cielo. Sanzang saludóy bajó a la celda donde Liu todavía estaba esperando. Le dijo a Sun:

-La señal que te encarceló durante quinientos años ya no está allí ahora. Estás libre. Ahora puedes salir y ser mi discípulo.

Sun dijo:

-Voy a hacer estallar esta celda. Deberías alejarte un poco para que no te lastime el estallido.

Liu y Sanzang se alejaron de la celda. Se detuvieron a unas cinco millas, pero Sun les gritó:

-¡Más, aún más! -A diez millas, Sun todavía gritaba- adelante, más lejos! -Finalmente, se alejaron hasta veinte millas, cuando Sun dijo- Está bien, lo estoy logrando. ¡Fuera!

Hubo una gran explosión, y Sun voló fuera de la celda, saltando a miles de pies de altura, finalmente aterrizando frente a Sanzang. Sun se arrodilló frente a Sanzang, llamándolo Maestro. Sun también saludó a Liu y le dio las gracias por haber escoltado al Maestro.

Liu se despidió de Sanzang, y Sanzang le dijo:

-Por favor, transmítele mis saludos a tu madre y tu esposa. Te veré en mi camino de regreso.

Sun se hizo cargo del equipaje y el caballo de Sanzang y continuaron su viaje. De repente, apareció un gran tigre y cargó contra ellos. Sanzang estaba asustado, pero Sun le dijo:

-No se preocupe. Aquí viene mi vestidura.

Sun extrajo la vara mágica de su oreja, la cambió por su tamaño preferido de tres pulgadas de diámetro y seis pies de largo, y se acercó al tigre y gritó:

-¡No te atrevas a moverte!. -El tigre tembló de miedo y se congeló. Sun lo golpeó en la cabeza y lo mató al instante.

Transformando su vara mágica en un cuchillo afilado ahora, Sun desolló al tigre y cortó la piel para hacerse un pantalón. Una vez que cortó la piel a medida, cambió la vara mágica en una aguja y cosió con la piel un par de pantalones.

Sanzang preguntó:

-¿Por qué el tigre de repente se asustó tanto? ¿Qué hiciste?

-Mi poder es tal que no solo los tigres, sino incluso los dragones tienen miedo de mí. No solo eso, ningún animal o monstruo puede ser mi digno rival.-Sanzang estaba muy feliz de escuchar eso, sintiendo eso ahora podía viajar al oeste con buena protección.

Continuaron su viaje durante unos pocos días más, y una noche, seis bandidos bloquearon repentinamente su camino, gritando:

-Deténganse y desháganse de sus pertenencias. Si lo dejan todo aquí, los dejaremos ir.

Sanzang comenzó a temblar de miedo, pero Sun dijo:

-No se preocupe. Estos bandidos nos han traído su dinero y tesoro.

Sanzang preguntó:

-¿Te cuesta oir? Quieren que les demos nuestro dinero y nuestros tesoros, ¿y dices que nos traen los suyos?

Sun se acercó a los seis bandidos y dijo:

-Escoria, no poueden hacerme daño. Vengan y prueben conmigo. -Los seis se le acercaron y comenzaron a cortarlo y alancearlo, pero no consiguieron dañarle ni un pelo. Quedaron incrédulos, y Sun les dijo-: Ahora déjenme probar mi vara mágica con ustedes.

Se sacó el bastón en forma de aguja de la oreja, lo cambió a su tamaño favorito y golpeó a los seis hasta hacerlos albóndigas, mientras intentaban huir presas del pánico. Sun luego tomó sus valijas y cofres, y se los entregó a Sanzang.

Sanzang no estaba contento. Él le dijo:

-Aunque estos eran bandidos, su crimen no merecía la muerte. Lo que hiciste es cruel y contrario a la virtud de la misericordia como se enseña en nuestra religión. Con tal conducta y tal temperamento, no serás un buen monje, y tampoco llegarás al Cielo Occidentaló.

Sun estaba molesto y le dijo:

-Usted y su negocio de misericordia. Si no los matara, lo habrían matado a usted.

-Preferiría morir antes que cometer un pecado tan grave. A menos que cambies tus formas, no lo lograrás.

-Muy bien. Entonces no califico. Renuncio. ¡Me voy!

En un instante se fue volando, dejando a Sanzang solo, asustado e indefenso.

Sanzang pensó para sí mismo, "¡este pequeño mono! No puede aceptar un poco de crítica y consejo. Bueno, tal vez no estoy destinado a tener un discípulo. En ese caso, lo haré solo si es necesario". Aun así, se sintió miserable, cansado, frustrado y confundido.

Entonces apareció una anciana y le preguntó a Sanzang quién era. Él le explicó quién era y le contó lo que acababa de suceder. Ella le dijo:

-Estoy segura de que volverá, ya que su error fue grave y no lo podrá olvidar.

Ella tenía un paquete de ropa hermosa y un sombrero con un borde dorado. Le dijo a Sanzang:

-Cuando tu discípulo regrese, dale esto para que se lo ponga. El aro dorado se adhiere a su cráneo, y solo el Buda o Kuanyin, la diosa de la Misericordia, pueden retirarlo. Te enseñaré un mantra de ajuste de aro. Cuando pronuncies el mantra, el aro apretará el cráneo con un dolor insoportable. Esto debería ayudar a mantener a tu discípulo con compostura. -Entonces le enseñó a Sanzang el mantra, y se fue volando con un soplo de viento fragante.

Al darse cuenta de que se trataba de Kuanyin disfrazada, Sanzang se arrodilló y le rindió homenaje en dirección a la morada de Kuanyin.

Después de separarse de Sanzang, Sun planeó regresar a su reino de la caverna Cortina de Agua. En su camino pasó por el palacio del rey Dragón y decidió hacerle una visita. El rey Dragón le dijo:

-Escuché que tus pruebas terminaron. Felicitaciones. Pero ¿por qué andas vagando por aquí? Se supone que debes acompañar al Sabio en su viaje al oeste.

-Sí, pero maté a seis bandidos que intentaban matarlo, y él dijo que tal acción no era aceptable y que yo nunca sería monje. Además, nunca llegaría a occidente. Así que lo dejé.

-Pero estás equivocado. La matanza debe evitarse si es posible, y la enseñanza de la misericordia es uno de los principios más importantes del budismo. Si no escoltas al Sabio hacia el oeste, terminarías siendo solo otro monstruo mono. Esta es tu oportunidad de lograr la verdadera salvación. Deberías regresar con el Sabio.

Sun quedó impresionado por la discusión. Bebió un poco de té con el rey Dragón, luego se despidió de él y comenzó a volar de regreso.

En el camino, se encontró con Kuanyin en el cielo. Kuanyin preguntó:

-¿Qué estás haciendo aquí, volando? -Sun le contó sobre su disputa con el Sabio, y el consejo del rey Dragón, y que estaba en camino de vuelta al Sabio.

-Regresa rápido. Y no te vayas de nuevo. Sé firme.

Sun la saludó y regresó al Sabio. Le dijo:

-Maestro, he vuelto. Tuvimos un poco de fricción. Dejemos atrás lo pasado. Nunca lo volveré a dejar.

Sanzang le preguntó dónde había estado, y Sun dijo que estuvo tomando el té con el rey Dragón en el mar del este. Sanzang le dijo:

-Wukong, somos monjes. Debemos ser sinceros y no exagerar ni jactarnos. El mar del este está a miles de millas de distancia. Has estado lejos solo una hora. ¿Cómo pudiste haber ido tan lejos?

-No me estoy jactando. Puedo volar ciento ochenta mil millas en un instante, así que no es nada para mí llegar tan lejos en muy poco tiempo. También conozco setenta y dos trucos sobrenaturales que me permiten hacer todo tipo de cosas imposibles. -Sanzang estaba muy contento de tener ahora un súper héroe como discípulo.

Decidieron comer su cena, proporcionada por el cazador Liu y, durante el proceso de desembalaje, Sun notó una túnica y un sombrero muy elegante con aro dorado. Le preguntó a Sanzang qué eran estos objetos. Sanzang dijo que se los había donado una anciana, pero que si le quedaban bien, Sun podría quedárselos. Sun se los puso, y cuando Sanzang vio el sombrero que encajaba perfectamente en la cabeza de Sun, comenzó a recitar el mantra de apretar el aro.

Inmediatamente, Sun comenzó a sufrir un dolor aplastante en su cabeza, y rodó por el suelo en agonía. Sanzang dejó de pronunciar el mantra, y el dolor desapareció.

Sun vio esto y se dio cuenta de que había sido engañado. Furioso, sacó su bastón mágico para atacar. Sanzang rápidamente comenzó a decir el mantra nuevamente, y Sun rodó en el suelo con dolor una vez más. Después de un rato, Sun dijo:

-Maestro, aprendí mi lección. Por favor, no recite el mantra, y yo seré obediente.

Sanzang le dijo que Kuanyin le había dado la túnica y el sombrero. Sun dijo:

-¡La vieja diosa astuta! De acuerdo, estoy comprometido a acompañarle al Cielo Occidental. Así que lo aguantaré sin importarme nada.

CAPÍTULO 22

Sanzang reúne más discípulos

Sanzang y Sun ingresaron a un valle y llegaron al estanque de Angustias del Halcón, llamado así porque el agua del estanque era tan suave y clara que las aves, atraídas por sus propias imágenes reflejadas, podían caer al agua. Estaban disfrutando del hermoso paisaje cuando un dragón saltó del estanque y cargó contra ambos.

Sun rápidamente ayudó a Sanzang a bajar del caballo e intentó esconderlo del dragón. El dragón no pudo alcanzarlos, en cambio se tragó el caballo que habían dejado atrás.

Sun luego se apresuró a enfrentar al dragón, sacando el bastón mágico y atacando, y en cuestión de minutos, el dragón fue derrotado y se arrastró de vuelta al estanque. Sanzang miró a su alrededor y preguntó:

-¿Dónde está el caballo?

Sun se elevó al cielo y lanzó su ojo mágico para buscar el caballo, pero no pudo verlo en ninguna parte. Sanzang dijo:

-Puede estar detrás de una colina o una roca, y no puedes verlo.

-Maestro, usted no conoce mis habilidades. Mis ojos tienen una visión sobrenatural y, en un radio de mil millas, puedo verlo todo, incluso una libélula batiendo sus alas. Un gran animal como un caballo no puede escapar de mis ojos. Sospecho que el dragón se lo comió.

Sun dijo que volvería y encontraría el caballo, pero Sanzang tenía miedo.

-Si me dejas aquí solo, y si el dragón me ataca, ¿qué haría? Pero sintió en ese momento voces en el cielo que decían:

-Sanzang, te protegeremos mientras Sun realiza su tarea. Somos los funcionarios celestiales y los dioses menores enviados por la diosa de la Misericordia para velar por ti. No te preocupes, deja que Sun parta.

Sanzang se arrodilló, escuchando las voces, pero Sun dijo:

-¡Bah! ¡Estos personajes menores! Iba a castigarlos por no haber llegado antes. Maestro, no necesita usted arrodillarse ante ellos. Son como mis sirvientes.

Así que Sun regresó al estanque y, usando su bastón mágico como un enorme bastón agitador, enlodó el agua tanto que el dragón no podía respirar, y tuvo que salir de nuevo. Sun le gritó:

-Pequeña serpiente miserable. ¡Devuélveme el caballo!

-Entiende que me comí tu caballo. ¿Cómo esperas que lo escupa? -Entonces, temeroso de los poderes de Sun, se convirtió en una pequeña serpiente de hierba y se escondió debajo de una roca.

Sun estaba exasperado y convocó a los dioses de la zona.

Ellos vinieron a rendirle homenaje, y Sun dijo:

-Montón de pequeños dioses inútiles. Déjenme golpearlos con mi bastón mágico para entretenerme. -Temblaron y suplicaron misericordia. Sun les dijo-: El dragón en el estanque se ha comido mi caballo. ¿Qué saben sobre ese dragón?

El dios principal le dijo:

-Hace unos años, Kuanyin, la diosa de la Misericordia salvó la vida de un dragón, que era el tercer hijo del rey Dragón de los Océanos Occidentales, y le indicó que esperara al Sabio en su camino hacia el Cielo Occidental para recoger las sutras. Si le pide a Kuanyin que acuda, resolvería todos los problemas.

Sanzang le dijo:

-Pero Kuanyin está muy lejos. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que ella llegue?

Uno de los dioses que protegía a Sanzang se ofreció voluntario para ir y pedirle a Kuanyin que viniera, y en un instante, aparecieron hermosos y refulgentes destellos de luz, y Kuanyin arribó.

Cuando vio a Kuanyin, Sun preguntó:

-¿Qué clase de diosa de Misericordia, verdad? ¡Me ha engañado para que use esta corona dorada en mi cabeza que me causa un dolor indescriptible!

-Tú ignorante, mono salvaje de nalgas rojas. No entiendes el favor que te concedí. Con esta corona se te garantiza una conducta ordenada y también éxito en tu tarea de escoltar al Sabio al Cielo Occidental. La corona te liberará de ser un monstruo ordinario con algunas habilidades sobrenaturales y te colocará en las filas de los dioses sagrados.

Sun lo entendió y se arrodilló para agradecer a Kuanyin. Kuanyin voló con Sun al estanque, y el dios local gritó: -¡Tercer hijo del rey Dragón del océano occidental! Sal. La diosa de la Misericordia está aquí. -El dragón apareció de inmediato, y le rindió homenaje a Kuanyin.

Sun le preguntó al dragón:

-Si te asignaron la tarea de escoltar al Sabio al Cielo Occidental, ¿por qué nos atacaste?

-Pero nunca mencionaste nada sobre el Sabio.

Kuanyin retiró la bola de cristal mágico del mentón del dragón y ordenó:

-¡Cambia! -El dragón se convirtió en un caballo blanco y siguió a Sun hasta Sanzang.

Sanzang dijo:

-Oh, nuestro caballo está de vuelta, y ahora parece incluso más brioso que antes.

-Maestro, este no es nuestro caballo. Este es el dragón que la diosa de la Misericordia convirtió en un caballo para llevarlo al Cielo Occidental. Un caballo ordinario no sería capaz de soportar las dificultades, pero este caballo tiene una fuerza sobrenatural y no tendría problemas para superar las penurias.

Sanzang se arrodilló en gratitud, y antes de irse, Kuanyin apartó a Sun y le dijo:

-Ahora debes cumplir con tu deber sin titubear o vacilar. Para ayudarte en situaciones especialmente difíciles, te entregaré tres cabellos especiales. Cuando te encuentres en una situación verdaderamente difícil, úsalos.

Cogió tres hojas de la rama de sauce que llevaba y las plantó en la parte posterior de la cabeza de Sun. Sun le dio las gracias, y ella se apartó. Sun luego despidió a los dioses, y los dos continuaron su viaje.

Llegaron a un río, y se preguntaban dónde encontrar un bote para cruzarlo, cuando vieron a un anciano que bajaba por el torrente. Sun lo llamó y él bajóa tierra para transportar a Sun, Sanzang y el caballo a través del río.

Después de cruzar el río, Sanzang quiso pagarle al anciano, pero él se negó a aceptarlo y se fue. Sun dijo:

-No se preocupe por darle las gracias. Él es el dios de este río. Si él no hubiera venido, lo habría castigado.

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