Capítulo I

Capítulo I

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La mayoría de los literatos de finales de la dinastía Ming eran muy amantes de socializar. Muchos de los hijos de familias ricas y pudientes, junto con literatos y eruditos, se reunían en Nankín para dedicarse a actividades literarias. Pronto se hizo una actividad común para ellos componer e intercambiar poesías, sostener discusiones académicas y criticar a la sociedad y su política. Entre las numerosas asociaciones académicas, la más destacada fue un grupo numeroso e influyente llamado Sociedad de Restauración, que fue fundada por un grupo de intelectuales nobles y virtuosos. Su principal preocupación era el clima político del momento.

Un hombre llamado Hou Fangyu fue uno de los miembros más prominentes de la Sociedad de Restauración. Hou nació en el seno de una distinguida familia en la provincia central china de Henan. No solo era guapo y culto, sino que también estaba dotado de extraordinarios talentos literarios y artísticos, por lo que destacó en la composición de la poesía y la prosa.

Por casualidad, los exámenes imperiales de Hou en Nankín coincidieron con el estallido de la guerra. Por lo tanto, le resultó difícil establecer contacto con su familia. Sin embargo, estaba tan encantado con la belleza y el ambiente cultural de Nankín que alquiló una casa junto al lago Mochou y se estableció en la ciudad. No tardó mucho en entablar amistad con varios miembros de la Sociedad de Restauración y pronto fue admitido como uno de ellos.

A principios de la primavera del decimosexto año en el reinado de Chongzhen (1643), aunque todavía hacía frío, con escarcha en las ramas y nieve en el suelo, los ciruelos de la antigua ciudad de Nankín ya estaban en plena floración. Un día, Hou Fangyu invitó a dos de sus amigos de la Sociedad de Restauración, Chen Zhenhui y Wu Yingji, a visitar un monasterio taoísta en Yecheng y disfrutar de los florecientes ciruelos. Al llegar al monasterio vieron una gran multitud de personas. El motivo de esta reunión se debía a que el hijo de un alto funcionario había invitado a muchos de sus conocidos a disfrutar del florecimiento de los ciruelos y ocuparon todo el patio. Al ver tal multitud, Hou Fangyu y sus amigos rápidamente perdieron el interés y decidieron buscar otro lugar para relajar sus cuerpos y sus mentes. Uno de ellos sugirió visitar los bellos sitios atractivos locales, mientras que otro propuso ir a escuchar las narraciones de Liu Jingting, un famoso narrador de historias de la época.

Cuando escuchó el nombre de Liu Jingting, Hou Fangyu negó con la cabeza y dijo:

–Liu ha sido durante mucho tiempo un seguidor de Ruan el Barbudo y no tengo ningún interés en escuchar las historias contadas por una persona como él.

Al notar la aversión de Hou Fangyu hacia Liu Jingting, Wu Yingji sonrió y le dijo:

–Hermano Hou, lo has juzgado mal. A él lo engañaron al seguir a Ruan el Barbudo, sin saber que este hombre había buscado el amparo del notorio eunuco Wei Zhongxian. Tan pronto como escuchó que Ruan el Barbudo era hijo adoptivo de Wei Zhongxian, Liu lo abandonó de inmediato. Un hombre de tal integridad merece algo de respeto.

–Poco esperaba que un narrador de historias fuera una figura tan destacada,–le respondió Hou–. En ese caso, vale la pena hacerle una visita.

Entonces los tres fueron a la residencia de Liu Jingting para escuchar sus historias. Las historias de Liu no solo eran vívidas y apasionantes, sino que también él como persona era excepcionalmente franco y generoso. Rápidamente quedó prendado de Hou y sus amigos, que a su vez admiraron a Liu por haberse alejado de Ruan el Barbudo.

Ruan el Barbudo (cuyo verdadero nombre era Ruan Dacheng) había recibido su apodo debido a su abundante barba. Para saber más sobre este hombre, se necesita información sobre los peculiares antecedentes históricos de la dinastía Ming.

Durante el reinado del Emperador Shenzong (1573-1620), algunos de los funcionarios relativamente justos en la corte real habían restaurado la Academia Donglin; una de las cuatro grandes academias de aprendizaje clásico en la dinastía Song del Norte. Restablecido como un lugar para impartir charlas políticas, con el tiempo la academia alcanzó una amplia connotación social. En aquellos días, la nobleza local y las celebridades del sur de China, junto con representantes de los partidos políticos y los grupos regionales de poder comenzaron a dar su apoyo a un partido político llamado Partido Donglin asociado a la Academia Donglin. La gente a menudo se juntaba allí para realizar charlas políticas y discutir asuntos de Estado.

Hacia las últimas etapas del reinado del emperador Shenzong, muchos eunucos en la corte imperial abusaron de su poder para su propio beneficio. Esto resultó en un aumento de la corrupción política y una intensificación de los conflictos sociales violentos. El Partido Donglin propuso recortar los impuestos y el trabajo forzoso a fin de desarrollar la economía del sur de China. Además, el partido abogó por la libertad de reunión y expresión, e incentivó la crítica política. Estas propuestas obtuvieron amplio apoyo social, pero chocaron contra la feroz oposición de los eunucos y sus acólitos.

Durante el reinado del emperador Xizong (1621-1627), cuando los eunucos gobernaban la palestra nacional, la corte real usó una policía secreta llamada Dongchang (las Obras del Este) como herramienta de gobierno. Esta institución nacional estaba controlada por los eunucos y organizada de tal manera que todo se informaba directamente al emperador, quien les otorgó el poder de arrestar y encarcelar a cualquiera de sus súbditos a voluntad. El jefe de los Dongchang era un eunuco con el nombre de Wei Zhongxian, quien gozaba de un gran poder y perseguía brutalmente a los disidentes, incluidos los miembros del Partido Donglin. Se instauró una terrible represión y varios líderes del partido fueron torturados y luego ejecutados.

En aquellos días, Wei Zhongxian abusó de su poder de forma desenfrenada y, al hacerlo, facilitó el camino para que su hijo adoptivo, Ruan Dacheng, ascendiera rápidamente en la maquinaria del Estado. En el séptimo año en el reinado de Tianqi (1627), el emperador Sizong Zhu Youjian (o emperador Chongzhen) ascendió al trono y Wei Zhongxian fue debidamente acusado y obligado a exilarse en Fengyang. Se ahorcó antes de llegar a su destino del exilio.

Después de la caída de Wei, Ruan Dacheng perdió a su patrón en la corte real y fue despedido de su puesto. Sin embargo, mientras se desempeñaba como funcionario, Ruan Dacheng había saqueado una gran cantidad de riquezas. Con esta fortuna mal habida, logró construir un imponente jardín llamado Jardín Shichao donde patrocinó una compañía teatral para que representara las obras que él mismo escribía. Aquí entretendría celebridades con diversiones y banquetes en un intento de lograr una buena reputación. A pesar de que era un hombre educado, versado en poesía y música, era mal visto por los eruditos encumbrados, que lo despreciaban por vender su alma para lograr su avance personal. Sin embargo, no todos los hombres pueden resistir las tentaciones en aras de los principios. En consecuencia, el dinero y las fiestas comenzaron a funcionar a su favor. Por lo tanto, a pesar de la ruinosa notoriedad de Ruan, el Jardín Shichao se convirtió en un lugar que atraía a un gran número de clientes habituales, incluidos funcionarios y celebridades.

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Lo que estaba sucediendo en el jardín de Ruan preocupaba a los eruditos respetados de la Sociedad de Restauración que creían firmemente que Ruan Dacheng seguiría los pasos de su padre adoptivo y se convertiría en "Wei Zhongxian II". Cuando llegara el momento y sus ideas y acciones fueran aparentemente rehabilitadas, Ruan volvería a sus prácticas anteriores. Para cortar el mal de raíz, la Sociedad de Restauración distribuyó panfletos en nombre de más de ciento cuarenta eruditos, denunciando las faltas y salvajes ambiciones de Ruan. Ruan rápidamente se hizo notorio por su mala fama. Bajo presión, muchos de los que habían frecuentado previamente el Jardín de Shichao comenzaron a ausentarse. Pronto, el jardín se tornó desolado y desierto. Solo un reducido círculo de personas, como el gobernador de Fengyang, Ma Shiying y su cuñado, Yang Wencong permanecieron con Ruan como antes.

Ruan Dacheng estuvo tranquilo e inactivo por un corto período de tiempo durante el cual evaluó en secreto la situación. Descubrió entonces que el emperador Chongzhen sospechaba y no confiaba en el Partido Donglin. Por lo tanto, llegó a la conclusión de que su caso sería anulado y, tarde o temprano, regresaría al poder. Un año, a mediados de la primavera, Ruan Dacheng intentó comprobar cómo estaba su situación, asistiendo a una ceremonia de adoración a Confucio.

La bulliciosa y solemne ceremonia se celebraba anualmente en la Academia Imperial en Guozijian, Nankín, donde los eruditos iban a presentar sus respetos inclinándose con reverencia ante el sabio. Ese día estuvieron presentes varios miembros de la Sociedad de Restauración, incluidos los famosos "Cinco Académicos de la Sociedad de Restauración": Wu Yingji, Yang Weidou, Liu Bozong, Shen Kuntong y Shen Meisheng.

Cuando comenzó la ceremonia, todos se inclinaron en reverencia por cuatro veces, seguido de una quema de satén, y finalmente se anunció la "conclusión". Cuando todos estaban haciendo fila para realizar el ritual ante el sabio, Wu Yingji descubrió de repente que en la oscuridad tenía enfrente a un hombre obeso con una barba que se inclinaba y que no era otro que Ruan. Wu lo miró y exclamó indignado:

–Barbudo Ruan, ¿quién crees que eres? No estás cualificado para asistir a esta ceremonia. ¡Tu presencia ofende al sabio y denigra a los eruditos! ¡Fuera de aquí!

Al principio, Ruan había tratado de ocultarse entre la multitud y evaluar la situación. Ahora parecía que no podía esconderse más, así que se levantó de mala gana. No dispuesto a darse por vencido, Ruan le contestó desafiante:

–He aprobado el más elevado examen imperial y soy un erudito digno. ¿Qué crimen he cometido? ¿Qué razón tiene para prohibirme adorar a Confucio?

–Todo el mundo sabe lo que los bastardos como tú y Wei Zhongxian perpetraron, –le reprochó Wu Yingji con enojo–. Golpeaste a la gente cuando estaban caídos y maquinaste historias y las propalaste por todas partes. Estábastante claro qué crímenes has cometido.

Ruan Dacheng se avergonzó e iracundo dijo:

–Cómo te atreves a hablar tan mordazmente en la Academia Imperial. Tengo sesenta años. ¿Cómo puedo soportar que jóvenes frívolos maldigan y me calumnien así?

–¿Cómo se atreve este hijo adoptivo de un traidor a tanta osadía y a reprendernos? Debemos darle una lección, –ante los comentarios desvergonzados de Ruan el Barbudo, los eruditos de la Sociedad y otros literatos asistentes estaban tan furiosos que lo rodearon y le propinaron golpes y patadas. Al ver que la situación le era absolutamente desfavorable y temiendo que podría ser golpeado hasta la muerte, Ruan escapó de la enojada multitud. Aunque ya anciano, Ruan era sorprendentemente ágil, particularmente cuando se trataba de proteger su propia vida. La multitud lo persiguió hasta que estuvo demasiado lejos como para ser capturado.

Después del evento, Wu Yingji le dijo a los otros eruditos:

–Lo que se hizo hoy fue vindicar al Partido Donglin y acrecentar el prestigio de la academia. ¡Qué cosa tan deliciosa la que hicimos! Vamos a estar atentos y asegurarnos de que esta alimaña no vuelva a aparecer en público.

De vuelta a casa, Ruan Dacheng estuvo deprimido durante varios días, sintiéndose avergonzado y resentido por la humillación recibida en la Academia. Cuando recordaba el evento en la ceremonia de Confucio, Ruan se sentía amargado y experimentaba un gran odio hacia los miembros del Partido Donglin, pensando: "Si regreso al poder, debo vengarme de esta humillación". Un día, mientras buscaba maneras de expresar su ira, el portero le trajo una carta. Era de Chen Zhenhui quien le preguntó si podía pedirle prestada su Compañía. El portero le dijo:

–El Sr. Chen invitó a Fang Yizhi y Mao Bijiang a beber vino en el templo de Jiming y presenciar su nueva obra. Así que enviaron un emisario para pedir contratar a su Compañía teatral.

Chen Zhenhui, Hou Fangyu, Fang Yizhi y Mao Pijiang eran conocidos como "los cuatro hombres más celebrados" en las postrimerías de la dinastía Ming. Ruan había intentado mucho por ganarse el favor de Chen, pero siempre falló. Por lo tanto, se sintió extremadamente halagado cuando supo que Chen quería valerse de los servicios de su compañía teatral. De inmediato instó a la compañía a tenerlo todo listo, ordenando a los actores y actrices peinarse, maquillarse y lucir sus mejores atuendos Posteriormente, envió un sirviente como espía para ir con la compañía e informarle de cualquier comentario de los tres caballeros.

Cuando la compañía partió, llegó un hombre llamado Yang Wencong. Yang era el cuñado del gobernador del condado de Fengyang, y el único amigo de Ruan Dacheng. Yang le dijo a Ruan que había venido aquí solo para apreciar la nueva obra recién escrita por él. Desafortunadamente, la compañía estaba ese día al servicio de aquellos caballeros. Aunque decepcionado, Yang permaneció impasible. Así que le dijo a Ruan:

–Ahora que no tengo oportunidad de presenciar la nueva obra, ¿me harías el honor de prestarme el libreto para poder leerlo?

Ruan Dacheng no podía desairar a un amigo como Yang Wencong. Así que pidió a sus sirvientes que prepararan comida y vino y conversaron mientras bebían y comían. Poco después, el sirviente que Ruan había enviado con la compañía teatral llegó corriendo a toda prisa y le dijo que los tres caballeros elogiaron su obra. Ruan Dacheng estaba encantado y dijo alegremente:

–¡Eso es maravilloso! Nunca esperé que ellos realmente apreciarían mi talento. Dime lo que dijeron.

–Dijeron que Ruan Dacheng es un erudito genial y talentoso, bien versado en las letras, tal como esperábamos.

–¿Realmente dijeron eso? –Ruan estaba complacido, pero su rostro expresaba sorpresa–. Me siento honrado, pero no merezco tales halagos. Me pregunto qué otra cosa habrán dicho. Ve y escucha lo que digan y me lo haces saber de inmediato.

Tras esto, el sirviente desapareció. Ruan Dacheng caminaba inquieto y con orgullo repetía:

–Nunca esperé que esos hombres resultaran ser mis íntimos amigos. ¡Qué cosa tan afortunada!

–¿Quién te pidió prestada la Compañía? –le preguntó Yang Wencong.

–Chen Dingsheng de Yixing, Fang Mizhi de Tongcheng y Mao Pijiang de Rugao; son personas de excepcional talento y muy instruidas, y yo nunca esperé poder ganar su reconocimiento.

–Ah, conozco a esos caballeros. Realmente son muy conocedores y casi nunca alaban a alguien. Tu obra es digna de ese reconocimiento.

Mientras Ran conversaba con su amigo, el sirviente regresó y le susurró:

–Estuve presenciando la obra hasta la mitad y el banquete estaba próximo a concluir, por lo que he regresado a toda prisa para ofrecerle mi informe.

–Cuéntame qué otra cosa dijeron. –Le preguntó Ruan Dacheng, ansioso.

–Ellos dicen que usted merece ser considerado como él más talentoso erudito del sur de China, entre otras cosas.

–¿Entonces me valoran hasta ese extremo? ¿Qué más dijeron?

–Dijeron también que es una lástima que usted haya buscado el favor de los eunucos y que eso destruyó su reputación y socavó su integridad.

Ante esas palabras, Ruan Dacheng frunció el ceño y preguntó iracundo:

–¿Y qué más?

–No me atrevo a repetir lo otro que dijeron sobre su persona.

–Adelante. No te reprenderé. Solo quiero conocer cuáles son sus críticas respecto a mí.

–Dijeron que usted es un descarado, peor que un marrano y que un perro, y que usted abusó de su poder para extorsionar a otros.

–¡Suficiente! –en un ataque de ira y vergüenza, Ruan Dacheng dio un manotazo sobre la mesa y gritó– ¡Eso es el colmo! Les presté amablemente mi compañía y me pagan con ofensas y mancillan mi nombre.

Yang Wencong no entendía, por lo que le preguntó:

–Hermano Ruan, ¿los has ofendido en el pasado?

–En absoluto. No tengo idea de por qué ha sucedido esto. Fui golpeado por algunos eruditos en el templo de Confucio hace unos días, y hoy se me humilla. ¿Qué podré hacer para proteger mi reputación a partir de ahora?

Dicho esto, Ruan Dachen se sentó suspirando triste y desesperado.

Yang Wencong pensó por unos instantes y al fin le dijo: –Hermano Ruan, se me ocurre una idea y me pregunto si podrás intentarlo.

–¡Cuéntame por favor esa buena idea!

–Wu Yingji y Chen Zhenhui son los líderes de esos eruditos. Si encuentras la manera de hacer que ellos se detengan, los demás no te causarán ningún contratiempo.

Ruan Dacheng golpeó la mesa y exclamó:

–Tienes razón, pero ¿por dónde debo comenzar?

–Wu Yingji y Chen Zhenhui son personas retraídas y orgullosas que no serán fáciles de persuadir. Pero Hou Fangyu es muy amigo de ellos dos y los acompaña en sus tertulias y veladas. He escuchado que Hou lleva una vida aburrida en Nankín y desea intimidar con una bella dama. Conozco a Li Xiangjun una cortesana de la casa Meixiang (un burdel). Ella sobresale por su talento y su cuerpo voluptuoso. Preveo que Hou sucumbirá ante sus encantos. Mi idea es que pudieras proporcionarle a Hou algo de dinero para que pueda hacer de esta Li Xiangjun su concubina. Estoy seguro de que Hou apreciará tu apoyo y te pondrá de buenas con Wu Yingji y Chen Zhenhui. ¿Quién habrá de mortificarte si Wu y Chen cambian de opinión?

–¡Excelente! Se trata de una idea fabulosa. –Ruan Dacheng sonrió y tras ello preguntó:– ¿Cuánto dinero crees que debo entregarle?

–Doscientos taels de plata1 cubrirían los gastos del banquete nupcial y la dote.

–Eso está al alcance de mis posibilidades. De inmediato enviaré trescientos taels de plata a tu casa y estarán a tu completa disposición.

Notes

1 Tael. Antigua unidad monetaria de China que equivalía a su peso (unos 40 gramos) en plata. Al precio de la plata en nuestros días, un tael de plata equivaldría a unos 12 euros. Ruan estaría entregando unos 3.600 Euros. (N. del T.).

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